En Vampire Humaniste Cherche Suicidaire Consentant Sasha es una vampira adolescente con un problema de empatía. A diferencia del resto de su familia, los colmillos de Sasha no salen cuando tiene hambre o siente miedo; necesita sentir una conexión personal con su presa. Y entonces Sasha conoce a Paul, un verdadero adolescente convencido de que nunca disfrutará nada en la vida. Ella se hace amiga de él, le presenta su mundo y sus secretos.

Mención Especial en la Sección Noves Visions del Festival de Sitges 2023

  • IMDb Rating: 7,2
  • RottenTomatoes:  86%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

La segunda película de vampiros que veo en Venecia –en realidad son tres si uno suma la más compleja El Conde, de Pablo Larraín–, ambas tienen además un eje similar ya que se centran en adolescentes. En el caso de En Attendant la  Nuit era un chico vampiro cuya familia, que no compartía su particularidad, tenía que ocultar sus actos. En Vampire Humaniste Cherche Suicidaire Consentant la situación específica es inversa ya que aquí la protagonista no quiere –no puede, no le gusta, no tiene colmillos desarrollados– saber nada con eso de clavar su dentadura en la yugular de nadie. Y su familia, que hasta le regala carne fresca (y de un insoportable payaso), la ve como un fracaso. «Un vampiro humanista», como dice el título. Alguien que prefiere pasar hambre antes de hacer lo suyo.

Su crisis se acrecienta a lo largo del tiempo pero, como esto tiene mucho de comedia, está jugado más para el absurdo que desde otro lado, al menos por un tiempo. Sasha (Sarah Montpetit) tiene un defecto llamado compasión –se lo dice más o menos así la doctora de vampiros– y eso no le permite accionar sobre los otros, como debería. Salvo, bueno, que las personas quieran que las maten. Y eso es, más o menos, lo que cuenta esta comedia negra franco-canadiense.

Vampire Humaniste Cherche Suicidaire Consentant retoma a Sasha cuando tiene 68 años (pero en edad vampírica parece adolescente) y sigue sin poder alimentarse como sus familiares. Su prima pelirroja con la que vive lleva hombres a la casa y los liquida pero ella desvía la vista ante el hecho, una especie de vegetariana del crimen. Deprimida, va a un grupo de autoayuda en el que reconoce a Paul (Félix-Antoine Bénard), el clásico adolescente timorato y solitario al que le hacen bullying en la escuela, al que ella vio unos días antes en un tímido intento de suicidio. El chico dice abiertamente que piensa en suicidarse y quizás esa sea una posible solución para Sasha: alimentarse de quienes quieren ser «alimento».

Pero las cosas se correrán de eje por asuntos que pueden imaginarse, por lo que la parte sanguínea no será tan sencilla como parecía. Sasha y Paul se dan cuenta que tienen muchas cosas en común y tal vez haya que alterar los planes, lo cual termina por convertir a Vampire Humaniste Cherche Suicidaire Consentant es una especie de riff sobre un tipo de película que bien podría haber hecho en su momento Tim Burton: una historia entre dos marginales –pálidos, vestidos de negro y pintados en plan goth— que se dan cuenta que, en el peor de los casos, se tienen el uno al otro. Quizás más para ayudarse que para lo que era el plan original.

Con dos muy buenas actuaciones de los protagonistas –que establecen una relación creíble y hasta querible– y un elenco de apoyo, en especial la familia de la chica, que lleva más todo hacia la comedia, la película de Louis-Seize tiene momentos encantadores (uno en el que Sasha hace la mímica de una canción mientras tímidamente bailan se destaca entre todos) y otros más clásicamente terroríficos, pero nunca narrados desde el género y mucho menos desde el gore. En ese sentido es una película romántica, en el sentido más sangriento de la palabra. (Diego Lerer – MicropsiaCine.com)