En Under the Silver Lake, Sam anda por la vida muerto de aburrimiento. Ningún aliciente hasta ese día en que descubre a una nueva vecina sexy, deslumbrante, inquietante, misteriosa y, de repente, desaparecida. Y aún hay mayores rarezas esperando a Sam, porque por el barrio anda suelto un asesino de perros…
- IMDb Rating: 6,5
- RottenTomatoes: 6,3
Película / Subtítulos (Calidad 720p)
Quizás una de las pistas más claras para empezar a tirar del largo hilo de referencias que maneja Under the Silver Lake es la canción ‘What’s the frequency, Kenneth?’, de uno de los mejores discos de la banda REM, ‘Monster’, de 1994. Es un extraño tema, que se ralentiza en su tramo final porque el bajista sufrió un ataque de apendicitis en la grabación, que no llegó a repetirse. La letra habla de forma críptica sobre la desconexión entre los conocimientos de los adultos y los jóvenes, y su origen es una extrañísima anécdota: el periodista televisivo Dan Rather fue golpeado en la calle por un desconocido que no paraba de reptir la frase sin sentido.
Pero hay más: debido al impacto de esa anécdota, durante un tiempo, la frase fue sinónimo en Estados Unidos del popular WTF para expresar sorpresa (ojo a las iniciales), y la gente joven usó alternativamente ‘What the fuck, Kenneth’ como latiguillo. Antes que en el tema de REM, la frase había aparecido en 1993 en la obra maestra del cómic alternativo ‘Como guante de seda forjado en hierro’, de Daniel Clowes. En él se cuenta un misterio urbano rebosante de pistas que hunden sus raíces en la arqueología pop pero que no llevan a ningún sitio. Es una de las influencias más claras y obvias de Under the Silver Lake, en argumento y tono.
Pese a las apariencias, Under the Silver Lake no lanza al espectador una avalancha de guiños que solo interpretarán los iniciados, pero están ahí para quien quiera exprimirlos: la portada de Playboy que conecta con ‘Agujero negro’ de Charles Burns, las escogidas citas cinéfilas con retranca, los guiños a Lynch y sobre todo a Mullholland Drive, discos que giran al revés y temas pop con mitología esotérica al fondo. Los temas que trata Under the Silver Lake son tan sugestivos y abiertos a interpretación que incluso dialogan con referencias que quizás su director y guionista, David Robert Mitchell, no ha previsto: por ejemplo, las historias sobre códigos secretos entre vagabundos se complementaban en mi cabeza con el cómic ‘The Lonesome Go’, de Tim Lane, que quizás Mitchell no ha leído. O sí.
En cualquier caso, ese diálogo con otros medios (uno de los temas de la película: toda la cultura popular está interconectada) añade profundidad al film, pero no es imprescindible para disfrutarlo. El esqueleto de la película de Mitchell es una investigación casi detectivesca (otra referencia: la abundante mitología noir clásica ambientada en Los Angeles) a manos de un joven aburrido y en paro (Andrew Garfdield). Arranca con la sospecha de que a una amiga le puede haber pasado algo oscuro, lo que le conduce a grandes revelaciones acerca de las cosas que importan.
Y las cosas que importan aquí tienen un inconfundible aliento generacional, tema que Mitchell ha tratado con distintas aproximaciones a lo largo de toda su carrera, desde su primera película -la estupenda The Myth of the American Sleepover- a su revelación internacional, ese ya clásico moderno que es It Follows. La angustia juvenil de sentirse desplazado y destinado a no encajar en el mundo adulto es tratada siempre por Mitchell con ligereza, pero también con respeto y comprensión. Quizás Under the Silver Lake sea la que tiene una forma más humorística, pero un mensaje más amargo: da igual lo revolucionaria que quiere parecer la cultura juvenil, que siempre va a haber un adulto vigilando.
Y eso implica desde el nirvanazo a los comics de superhéroes, desde las cintas perdidas de Marylin a la cultura de los fanzines (que, parece decir Mitchell, contienen las claves para desencriptarlo todo) pasando por las revistas de videojuegos o esa parte de la letra de ‘I love Rock’n’roll’ que cantan en la película y que dice «I love rock n’ roll / So put another dime in the jukebox, baby». Más claro, agua. Todo está conectado, y eso ya nos lo habían dicho otras veces, pero pocas de forma tan inteligente, divertida y apasionante como en Under the Silver Lake (John Tones – Espinof.com)
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