En The Sadness, una pareja joven es llevada al límite de la cordura mientras trata de reunirse en medio del caos de un brote pandémico. Las calles se convierten en violencia y depravación, a medida que los infectados se ven empujados a realizar las cosas más crueles y horribles que te puedas imaginar. Asesinato, tortura, violación y mutilación son solo el comienzo. Ya pasó la era de la civilidad y el orden.

  • IMDb Rating: 6,5
  • RottenTomatoes: 95%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

The Sadness es un filme de terror taiwanés escrito y dirigido por el canadiense debutante Rob Jabbaz. La historia nos sitúa en un mundo asolado por una extraña pandemia que convierte a los infectados en psicópatas asesinos y violadores que no pueden reprimir sus impulsos contra cualquiera que se cruza en su camino. Kat y Jim son una joven pareja que intentará sortear el caos para reunirse y mantenerse a salvo. Está protagonizada por Regina Lei (76 Horror Bookstore) y Berant Zhu (We Are Champions, The Magician on the Skywalk), y  ha podido verse Fuera de Concurso en el 74 Locarno Film Festival 2021.

The Sadness es una auténtica bizarrada enfermiza que combina los universos propuestos en The Crazies (George A. Romero, 1973 / Breck Eisner, 2010), Train to Busan (Yeon Sang-ho, 2016) y la saga de ero-guro Rape Zombie (Naoyuki Tomomatsu, 2012-2014). Esta ópera prima de Rob Jabbaz, un cineasta canadiense afincado en Taiwán, es una desvergonzada, misógina y sangrienta película pandémica que haría las delicias del público de las maratones golfas y extremas del Festival de Sitges o similares, así que deben abstenerse de verla la gente sensible y/o aprensivos. The Sadness es, sin lugar a dudas, la película más salvaje y brutal que verás en este 2021. Gore a mansalva y mucho humor negro sin cortapisas.

La premisa argumental es muy básica. El mundo vive asolado por una extraña pandemia que saca a relucir los instintos más primarios de los seres humanos. Nada de salir a aplaudir a los balcones ni de salir reforzados y mejores de esa situación. Aquí los infectados se convierten en psicópatas asesinos, torturadores y violadores que sin ningún tipo de escrúpulo arremeten contra cualquier persona que se cruce en su camino. Y lo que es aún peor, es algo terriblemente contagioso.

Nuestros protagonistas principales son la joven pareja formada por Kat (Regina Lei) y Jim (Berant Zhu) que, tras despedirse una mañana cualquiera cuando ella se va a trabajar, poco pueden esperar que pocos minutos después estarán rodeados por cientos de asesinos y los cadáveres despedazados de sus víctimas. La película seguirá en paralelo las aventuras que deberán afrontar cada uno de ellos en solitario mientras intentan reunirse para encontrar juntos una manera de escapar.

Jim se encontrará por su camino, entre otros, a una abuela devora caras, un vecino al que le gusta allanar las casas ajenas, unos niños cuyo juego favorito es torturar a la gente rompiéndole huesos y otros personajes por el estilo. Vivirá el caos de la ciudad en el trayecto de la búsqueda de su chica con la que no puede comunicarse por teléfono. Por su parte, Kat tendrá un movidito viaje en metro al sentarse junto a un viejo verde acosador que no dejará de perseguirla el resto de la película. Probablemente las mejores escenas son las que suceden en espacios interiores. Tanto el metro como el hospital se convierten en escenarios dantescos donde los chorros de sangre inundan la pantalla convirtiendo a Evil Dead (Sam Raimi, 1981) en una película de Disney.

Y es que el bueno de Rob Jabbaz no escatima nada en escenas explícitas de desmembramientos, mordiscos, decapitaciones y otras truculentas instantáneas de maldad para el disfrute de los amantes del splatter. Curiosamente, la escena más bestia y recordada de todas por lo malsana y morbosa que resulta, es una que está parcialmente fuera de cuadro porque de otra manera sería imposible proyectarla en un cine sin censura. Me refiero a la protagonizada por una adolescente que sufre la extracción de un ojo con un paraguas y el uso posterior que uno de los infectados hace de ese orificio ocular…

La trama de The Sadness no tiene mucha más leña que cortar. El apocalipsis hemoglobínico es una simple excusa como en tantas otras películas que sirve para que se sucedan las escenas impactantes que ponen en peligro a nuestros protagonistas. Aquí no hay tiempo ni para relajarse ni para que nadie se siente a contar una historia del pasado. Señores, no estamos en The Walking Dead. Esta peli taiwanesa es pura adrenalina sin descanso y cada escena de violencia macabra es sucedida por otra de igual contenido o peor. No hay respuestas ni motivos para explicar lo que sucede y la verdad es que nos importa bien poco.

Lo más destacado es el largo duelo existente entre la joven actriz Regina Lei y pasajero acosador encarnado con eficacia por el veterano Tzu-Chiang Wang que no ceja en su empeño de querer violar a la chica tras sentirse menospreciado en el episodio que sucede en el vagón de metro. El director Rob Jabbaz se muestra como un cineasta que sabe manejar el tempo y el espacio en una combinación visual que recoge el testigo de lo mejor del thriller y del terror coreano reciente, pero agregándole sin pudor una buena dosis de humor negro cercano al que encontraríamos en la exploitation más casposa de la Serie B o incluso Z.

Si buscas una experiencia extrema, impúdica y sanguinolenta, esta es tu película. Para el resto de espectadores recomiendo que mejor se abstengan de verla para no correr el riesgo de quedar trastornados para el resto de su vida ante tal cantidad de depravación libidinosa. Me parece muy valiente programar algo de estas características en un festival de tanto prestigio crítico como es Locarno, aunque estuviera fuera de concurso. Seguro que muchos se quedaron tan ojipláticos como yo. (Daniel Farriol – NoEsCineTodoLoQueReluce.com)