The Fog sucede en la costa de California dondese alza el pintoresco centro turístico de Antonio Bay. Mientras sus residentes se preparan para las celebraciones del centenario de la ciudad, la tripulación de un viejo barco aparece brutalmente asesinada. Al mismo tiempo, en el mar, una misteriosa niebla que oculta un mortífero secreto comienza a desplazarse inexorablemente cada noche hacia la costa. Según una leyenda local, estos extraños sucesos están aparentemente relacionados con un terrible acontecimiento sucedido hace cien años. A medida que se aproxima el día del centenario el horror se acerca a su clímax.
- IMDb Rating: 6,8
- RottenTomatoes: 75%
Películas / Subtítulos (Calidad 1080p)
Completamos nuestra Sesión doble de esta semana dedicada a John Carpenter con uno de sus clásicos más entrañables, una pequeña cinta de terror, anclada (a primera vista) dentro del subgénero de películas de zombis, que no fue muy bien recibida en el momento de su estreno. El motivo: las altas expectativas creadas tras el éxito de la excelente Halloween (1978), que dejó el listón demasiado alto para el realizador neoyorquino.
El germen de The Fog surgió cuando el director presenció cómo un espeso banco de niebla avanzaba sobre Stonehenge. Aquella inquietante visión hizo que escribiera este guión a dos manos con Debra Hill sobre un pequeño pueblo costero sobre el que se cierne una terrible maldición. Hace cien años, los vecinos de Antonio Bay asesinaron a sangre fría a los marineros del barco Elizabeth Dane para quedarse con su tesoro. Esta matanza fue guardada en secreto por los habitantes hasta que en la actualidad, coincidiendo con el primer centenario de los hechos, aquellas víctimas vuelven desde el Más Allá reclamando venganza, envueltos en una amenazante y espesa niebla. Ciertamente, el argumento es uno de los más atractivos que ha dado este cineasta, quedando resumido en el magnífico arranque de la cinta, donde John Houseman cuenta esta leyenda de terror a unos niños alrededor de una hoguera. Un momento que, apoyado por la inquietante música (obra del propio Carpenter, como casi siempre), sabe poner los pelos de punta al espectador, haciendo que entremos en ambiente desde el minuto uno.
A pesar de su escueto presupuesto de un millón de dólares, hay que reconocer que el filme tiene una lograda estética, que le confiere un aspecto de título más caro. La espectacular fotografía y las perfectas localizaciones del pueblo de Antonio Bay (algunas de las tomas costeras fueron rodadas en el mismo lugar que Hitchcock utilizó para su Bodega Bay de The Birds) fueron elementos decisivos para el buen resultado visual de la cinta. También los efectos especiales, sencillos y artesanales, cumplen a la perfección, especialmente en lo referente a los momentos donde la densa niebla hace acto de presencia. Contemplar la sombra de esos marineros muertos en medio de la neblina fue una experiencia realmente aterradora para los que crecimos en los 80. El ritmo que John Carpenter le imprime a su historia es pausado, pero la tensión y el miedo van en aumento a cada minuto que pasa. La escena posterior a la de John Houseman y los niños, con el pueblo de Antonio Bay sufriendo en la noche una serie de extrañas manifestaciones y la presentación del personaje principal, la locutora de radio Stevie Wayne (muy bien interpretada por Adrienne Barbeau, por entonces esposa del director) son también destacables. Pero si de algo anda sobrada esta obra es de momentos perturbadores: la matanza de los marineros por parte de los piratas zombis que toman su embarcación, la niebla rodeando la casa de cristal donde están el pequeño hijo de Stevie y la niñera o el climático final entre los supervivientes atrincherados en el interior de la iglesia, mientras que Stevie trepa hasta lo alto del faro perseguida por estos piratas, son buena prueba de ello.
En el apartado actoral, destacar que se trata de una historia coral, donde el protagonismo queda repartido entre un reparto nutrido de habituales en el cine carpenteriano. Junto a la ya mencionada Adrienne Barbeau, podemos ver a una jovencísima Jamie Lee Curtis (Halloween), Nancy Loomis (Assault on Precint 13, Halloween), Tom Atkins (Escape from New York), arropados por veteranos tan ilustres como John Houseman, Hal Holbrook y la mítica Janet Leigh, madre de Jamie Lee en la vida real y todo un referente en el género desde su escena en la ducha de Psycho (1960).
The Fog bien podría pertenecer a ese trillado subgénero iniciado por Night of the Living Dead (1968), pero Carpenter se decantó por otorgarle una narración más elegante y clásica, con escasas concesiones al gore y apostando por la tensión y la atmósfera opresiva, muy en la línea de The Birds (1963), de Alfred Hitchcock. También hay claras referencias al oscuro universo de H. P. Lovecraft, al que volvería a visitar en uno de sus filmes más curiosos, In the Mouth of Madness (1995). Aunque la crítica, como ya mencioné anteriormente, la recibió como una obra menor de su director, funcionó muy bien en taquilla, con una recaudación de más de 21 millones de dólares. Hoy en día, y gracias al descenso de calidad de la obra de su director en los últimos tiempos, The Fog es un pequeño clásico, un filme cien por cien Carpenter que supone una perfecta muestra de lo mejor que podía alcanzar este cineasta en su afán por asustar al gran público. Eso sí, su obra maestra tardaría dos años más en llegar. Su título: The Thing. (José Antonio Martín – ElAntepenúltimoMohicano.com)
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