Etiqueta: Juegos olímpicos

  • September 5 (Tim Fehlbaum – 2024)

    September 5 (Tim Fehlbaum – 2024)

    September 5 transcurre durante los Juegos Olímpicos de Múnich de 1972, cuando el equipo de periodistas deportivos estadounidenses de la ABC que cubrían los juegos se vieron de repente obligados a cubrir la crisis de los rehenes de los atletas israelíes secuestrados por un grupo terrorista.

    Mejor Montaje 2024 para la Asociación de Críticos de Los Ángeles

    • IMDb Rating: 7,2
    • RottenTomatoes: 91%

    Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

    https://www.youtube.com/watch?v=UCKrIykZeU4

     

    Hay un cierto malentendido respecto a September 5. Lógico y comprensible, pero malentendido al fin. Es que, en lo esencial, no es esta una película sobre la llamada «Masacre de Munich», el secuestro de parte de un grupo de militantes palestinos de una decena de atletas israelíes durante los Juegos Olímpicos que se hicieron en esa ciudad alemana en 1972. De hecho, da la sensación que podría haber sido cualquier otro evento trágico capturado en vivo, y no cambiaría demasiado. Lo que pasó o no pasó allí, lo que se hizo mal, lo que se debió haber hecho distinto y las consecuencias políticas del asunto no son la parte central de la trama del film del realizador suizo de Tides. La película, en realidad, trata de otra cosa.

    Utilizando la confusa información acerca de lo que va pasando ese día en tiempo presente, la película reconstruye en realidad el trabajo de los periodistas deportivos de la cadena ABC que estaban cubriendo los Juegos Olímpicos y que se toparon esa madrugada con disparos y la posterior confirmación de que había una toma de rehenes en marcha. Lo central pasa menos por el contexto político o los detalles de cada paso del hecho en sí y más por cómo esa serie de contradictorias informaciones se reciben, se analizan, se debaten y se ponen, o no, al aire. September 5 es una película sobre la responsabilidad informativa apta para una época en la que esas palabras parecen haber dejado de tener sentido.

    Vale una aclaración a modo de contexto. Es una larga tradición en los Estados Unidos que los canales de aire de la TV que tienen sus derechos se ocupan de los Juegos Olímpicos con especial dedicación y a lo largo de todo el día, cubriendo muchos eventos de una manera que en otros países recién se empezó a hacer con la aparición de la TV por cable y, más aún, gracias a internet. Es por eso que ABC Sports tiene un enorme equipo de gente y de cámaras allí, en lo que parece un operativo gigantesco. Lo que ninguno de ellos imagina es que el eje de esa cobertura iba a cambiar radicalmente esa madrugada.

    El equipo lo lidera Roone Arledge (Peter Saarsgard), el presidente de ABC Sports, pero lo comandan esencialmente dos personas: un productor de noticias llamado Geoffrey Mason (John Magaro, de Past Lives, First Cow y Laroy, Texas) y el jefe de operaciones de ABC Sports, Marvin Bader (Ben Chaplin). Son ellos tres, con la fundamental colaboración de Marianne Gebhardt (Leonie Benesch, de The Theachers’ Lounge, en un papel ficcional que representa a las varias personas alemanas que ayudaron como traductoras e intermediarias), los encargados de recibir la información, ordenarla, entenderla y, sobre todo, transmitirla en vivo a millones de personas que los tienen como casi únicos ojos en el lugar ya que, al estar cubriendo los juegos, llegaron antes y con más recursos que cualquier otro canal estadounidense.

    A ellos se les suma el periodista Jim McKay, la cara visible de la emisión (solo se ve al real, en material documental) y el que ponía la angustiante información al aire. Y Peter Jennings (Benjamin Walker), el único especializado en temas políticos, que estaba cubriendo los juegos también. Salvo él, los demás no eran expertos en política, pero transmitir eventos deportivos en vivo les daba un gran entrenamiento para sacar adelante esa inesperada tarea. La historia que se cuenta aquí transcurre casi en su totalidad en las distintas oficinas del estudio de ABC Sports en Munich, ubicado a pocos metros de la Villa Olímpica donde la toma de rehenes tiene lugar. Y casi todo pasa por las decisiones que se toman a lo largo de esas horas, especialmente las ligadas a cómo manejar la información que se obtiene.

    Es importante tomar en cuenta que la tecnología de la época era limitada en cuanto a los tiempos de revelado del material, el horario de uso del satélite, la dificultad para comunicarse con los reporteros ubicados en el terreno y otros detalles que modifican mucho lo que se podía hacer entonces con lo que se puede ahora. Y eso –que puede ser confuso en relación al ritmo del relato, que parece ser casi en tiempo real pero en realidad tomó un día entero– les va permitiendo tener algunos momentos en los que se producen varios choques internos respecto a qué se debe mostrar, qué no, la necesidad de confirmación de una noticia y otros debates éticos que siguen resonando ahora igual o más que antes, pese a que poquísima gente parezca prestarles atención.

    Como película acerca del trabajo periodístico ante una situación de crisis, September 5 es muy buena, dándole ritmo de thriller a todo lo que pasa en esa redacción. En ese sentido, el film de Fehlbaum conecta con el tipo de cine que se hacía en la época en la que se centra la historia, títulos como Network, All the President’s Men o tantos otros dramas realistas con nervio de película de suspenso que caracterizaron al cine estadounidense en la primera mitad de los años ’70. Se pueden discutir algunas decisiones (la compresión de tiempo, como decía antes, es algo tramposa), pero las discusiones, corridas, peleas y salidas ingeniosas para resolver problemas le dan a la película una constante urgencia. Son poco más de 90 minutos y pasan volando.

    La película no intenta meterse en el tema Medio Oriente ni en lo específico del conflicto entre Israel y Palestina. Lo más parecido a un análisis político pasa por cómo Alemania lidia con el fracaso que la toma de rehenes representa para un país que quería dar una imagen nueva y moderna ante el mundo en esos Juegos Olímpicos. Que eso suceda, además, con un grupo de atletas israelíes, duplica el problema. Y, para sumar complicaciones, digamos que sus fuerzas de seguridad y sus autoridades políticas tampoco parecen haber actuado de maneras muy profesionales que digamos. Pero Fehlbaum no insiste sobre eso. A lo sumo deja en evidencia el conflicto interno que allí se vivía entre reforzar la seguridad y el miedo de quedar ante el mundo como violentos o autoritarios.

    September 5 es una película sobre el periodismo en tiempos de crisis, sobre profesionales puestos bajo la lupa ante la urgencia de resolver problemas, tratando de equivocarse lo menos posible. La película no se detiene en las vidas privadas de ninguno de ellos –no sabemos cómo viven ni quiénes son fuera de estudio y, salvo por un dato específico que explica la actitud de uno de ellos, no hay ningún arco dramático convencional para cada personaje– sino que los pone a trabajar como equipo para informar a la gente de un hecho trágico de la mejor manera que pueden hacerlo. Pero nunca olvida, que aún ante la urgencia o la competencia por la primicia, hay algunas preguntas que siempre tienen que hacerse. Ser primeros no es lo único importante, especialmente cuando hay vidas en juego. (Diego Lerer – MicropsiaCine.com)

  • Nadia Butterfly (Pascal Plante – 2020)

    Nadia Butterfly (Pascal Plante – 2020)

    En Nadia Butterfly, la joven Nadia, de 22 años, forma parte del equipo olímpico de natación canadiense en los Juegos de Tokio del 2020. Este será su mayor desafío.

    • IMDb Rating: 6,6
    • RottenTomatoes: 100%

    Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

     

     

    Existen infinitos de modos de enfrentarse a un mismo suceso fílmico. La historia es, al fin y al cabo, la que va a marcar hasta qué punto la realidad que quiere expresar es moldeable o, por otro lado, necesita ser expuesta con precisión documental. En el caso de Nadia Butterfly, de Pascal Plante, donde los derroteros van hacia una narración pausada y de tinte completamente alegórico, lo que precisamente puede lastrarla de cara al espectador que no guste de leer entre líneas. El verdadero potencial del filme reside en su carga emocional e intelectual subyacente, de modo que si nos atuviéramos únicamente a su trama más frontal podría terminar siendo, dependiendo de los ojos que miren, demasiado difusa.

    El filme cuenta la historia de Nadia, una nadadora profesional que se enfrenta a su última carrera en los Juegos de Tokio del 2020 —Pascal Plante presenta un escenario alternativo a la realidad en el que el país nipón llegó a celebrar el gran evento deportivo que se vino abajo por la COVID-19—, y termina soterrada bajo un mar de dudas, resentimientos, pensamientos contradictorios y sensaciones desenfocadas. Lo principal que hay que tener en cuenta al enfrentarse a Nadia, Butterfly es que el cineasta va a estar jugando durante todo el metraje con el concepto de la mariposa que se desarrolla y sale del capullo, aunque para ello sacrifique la literalidad por el camino. Si bien este enfoque poético del esfuerzo y el sacrificio deportivo, de la renuncia individual a lo que es una vida adolescente, de todo lo que se les niega a unas personas que sienten que su vida no les pertenece después de todo, tiene un gran valor artístico y llega a hipnotizar por momentos por lo lograda de la interpretación de Katerine Savard —nadadora profesional que guarda muchas similitudes con el personaje de Nadia—, que dicho sea de paso monopoliza por completo la pantalla en un estudio de personaje que soporta con total entereza, se viene un poco abajo en su tramo central cuando el guion parece quedarse un poco estancado en la repetición del estado de ánimo de la protagonista.

    Como ensayo sobre el egoísmo deportivo —aunque extrapolable mucho más lejos del ámbito competitivo— funciona francamente bien, aportando interesantes puntos de vista sobre lo que no se ve en las pantallas: la cámara, de este modo, sigue ciegamente a Nadia, hasta el punto de que omite conscientemente todo lo que ocurre alrededor de ella para mostrar únicamente cómo reacciona ante los eventos que la rodean. Es esta vocación autoral la que la convierte en un caramelo mucho más dulce en lo que se refiere a explorar el mundo interior de una deportista de élite que otras aproximaciones recientes a una casuística similar como I, Tonya (Craig Gillespie, 2017), pero a su vez, la coloca en un punto más difícil de interpretar de cara al gran público, que en esta Nadia Butterfly no va a encontrar emoción desmedida, ni grandes estadios viniéndose abajo en estallidos de aplausos: el retrato íntimo y desnudo que hace de esta nadadora llena de desesperación y rabia tiene más de metafórico que de narrativo.

    Sorprende la impresionante calidad de las interpretaciones, haciendo especial hincapié en la de Katerine Savard en el papel principal. Si tenemos en cuenta que es deportista profesional, y que es su primera aproximación al mundo cinematográfico, podemos considerar sus amargas lágrimas, sus sonrisas tímidas, su agresividad explosiva, su corporalidad esquiva como un logro al alcance de pocos intérpretes primerizos. Su ejercicio de introspección y búsqueda de la realidad de Nadia conecta directamente con lo más profundo del espectador que entre en su juego, lo que sumado a alguna idea visual francamente poderosa —como esa escena en que llora desconsolada en el cambiador tras ganar la medalla de bronce, como una metáfora pura de la mariposa que vuelve a entrar en la crisálida solo para dejarse caer— le dan un toque de veracidad que le aporta gran valor a la propuesta del cineasta canadiense. Su mayor problema es que esta fragmentación de la persona de una manera tan deconstructiva convierte el visionado en un acto demasiado dejado a la interpretación de su subtexto y le reduce el valor intrínseco que pueda tener como obra literal. Por supuesto que no tiene porque suponer una cortapisa ni un tropiezo autoinfligido ya que, como venimos diciendo, su aproximación a su objeto de estudio es minuciosa y de gran recorrido: dadas las condiciones en las que nos es ofrecida esta Nadia Butterfly, y en aras de poder disfrutarla tal y como ha sido concebida, vamos a necesitar aparcar momentáneamente la necesidad de obtener un relato conclusivo y convencional. Y en este caso, la mariposa que no sabe si volar o volver, si escapar o permanecer, tendrá tanta pureza como seamos capaces de aceptar. (Davia García Miño – LaCiclotimia.com)

  • Richard Jewell (Clint Eastwood – 2019)

    Richard Jewell (Clint Eastwood – 2019)

    Richard Jewell era un guardia de seguridad en los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996, el cual descubrió una mochila con explosivos en su interior y evitó un número mayor de víctimas al ayudar a evacuar el área poco antes de que se produjera el estallido. En un principio se le presentó como un héroe cuya intervención salvó vidas, pero posteriormente Jewell pasó a ser considerado el sospechoso número uno y fue investigado como presunto culpable.

    Mejor Actriz Secundaria y Mejor Actor Revelación 2019 para la National Board of Review (NBR)

    • IMDb Rating: 7,5
    • RottenTomatoes: 96%

    Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

     

    A punto de cumplir 90 años, el legendario Clint Eastwood sigue tan activo y vigente como en los ’70 (cuando filmaba, por ejemplo, El fugitivo Josey Wales), los ’80 (cuando dirigía Bird), los ’90 (cuando subyugaba con Unforgiven o Los puentes de Madison) o los 2000 (cuando regalaba desde Million Dollar Baby hasta Gran Torino). Y llegó la década de 2010, con un ciclo de nada menos que ocho nuevas películas que se cierra con Richard Jewell, su 38º largometraje como director y basado -como en la mayoría de sus últimos trabajos- en una historia real.

    El Richard Jewell del título (Paul Walter Hauser en su primer protagónico) es un hombre excedido en peso, amante de las armas, frustrado por no poder ingresar a la policía y bastante patético en su cotidianeidad, que vive con una madre posesiva y sobreprotectora (la siempre notable Kathy Bates) y se desempeña como guardia de seguridad en el Centennial Olympic Park durante los Juegos Olímpicos de Atlanta 1996. En principio, vemos cómo, al descubrir una mochila llena de explosivos y alertar sobre su existencia, salva la vida de muchos asistentes a un concierto que se estaba realizando esa noche. Sin embargo, su estatus de héroe le dura apenas unas horas, ya que casi de inmediato el diario Atlanta Journal-Constitution publica que él es, en verdad, el principal sospechoso para el FBI.

    El guion de Billy Ray (Los juegos del hambre, Captain Phillips, Shattered Glass y la remake hollywoodense de El secreto de sus ojos) pendula entre la intimidad de Jewell y la reconstrucción de los hechos: desde la mencionada explosión hasta el posterior caso judicial en el que contó con la ayuda del excéntrico abogado (y ex jefe suyo) Watson Bryant (un impecable Sam Rockwell, visto tambien en la reciente Jojo Rabbit), la investigación por parte del FBI que incluyó presiones y métodos muy poco transparentes (el responsable del caso está intepretado por Jon Hamm) y el accionar de una periodista sin demasiados escrúpulos a la hora de obtener una primicia (Olivia Wilde), que generó una polémica extra cinematográfica entre quienes acusan a los creadores de la película de tergiversar los hechos.

    Más allá de esas controversias (que sirven para alimentar la cobertura periodística, pero no afectan los valores de un film de ficción que puede permitirse incluso cualquier “licencia poética”), lo cierto es que Richard Jewell constituye una valiosa reflexión sobre el lugar del héroe en la sociedad estadounidense (ese hombre ordinario en medio de circunstancias extraordinarias), la conspiranoia reinante a nivel colectivo y el muchas veces cuestionable papel de los organismos de seguridad (dispuestos a cualquier manipulación con tal de conseguir una resolución a la medida de sus necesidades) o de los medios de comunicación. Lo hace con la habitual solidez narrativa, ese oficio encomiable, ese clasicismo innegociable y esa nobleza a flor de piel que son la marca de fábrica del brillante e inoxidable Clint Eastwood. (Diego Batlle – OtrosCines.com)