En Sueño en Otro Idioma, Martin, un joven lingüista, llega a un pueblo en la selva para estudiar el zikril, un idioma que está a punto de extinguirse, ya que sólo quedan dos hablantes nativos con vida, Evaristo e Isauro. Para su desgracia, estos dos hombres se odian y llevan cincuenta años sin dirigirse la palabra. Martin entonces buscará su reconciliación y con ello intentar rescatar su lengua y evitar que desaparezca.
Premio del Público en la Sección World Cinema del Festival de Sundance 2017
Mejor Película, Actor, Guión, Fotografía y Sonido en los Premios Ariel 2017
- IMDb Rating: 7,4
- RottenTomatoes: 80%
Sueño en Otro Idioma es la tercera película del director veracruzano Ernesto Contreras (Párpados Azules, Las Oscuras Primaveras) que nos demuestra de nueva cuenta que es un narrador formidable al plantear algo que podría parecer simple: cuando se extingue una lengua, una visión del mundo se pierde para siempre y de ahí se van desplegando las distintas musicalidades de un pueblo en el que viven los últimos dos hablantes del zikril, (lengua inventada exclusivamente para la película, junto con una pequeña y encantadora cosmogonía), pero estos últimos zikrilparlantes de edad avanzada están profundamente enemistados y sólo uno de los dos es bilingüe: el viejo Isauro (José Manuel Poncelis: La ley de Herodes, 1999; Bajo California, 1998) que vive aislado en su lengua.
Sueño en Otro Idioma es visualmente muy elegante, se sirve de una paleta cálida, de una edición suave y solemne con la que esculpe a esa montaña sagrada, en la que llueve cuando alguien muere, y a su pequeño pueblo, en el que poco a poco se van diluyendo esos usos y costumbres; con la que articula los recuerdos de Evaristo y de Isauro cuando jóvenes y amigos, para intercalarlos como un espejo y un fantasma que está siempre presente.
Cuenta también con un gran elenco, con el rigor de los actores que le brindaron una delicada naturalidad al portento de esta lengua ficticia (Contreras consideró que sería más respetuoso crear su propia lengua que usar una ya existente), además de la aparición de Mardonio Carballo en escena.
Cabe destacar que Contreras construye un flujo propio de tiempo, sobre todo a través del sonido: de la jungla que responde al zikril, de las solitarias transmisiones de radio que acompañan al viejo Evaristo que lleva religiosamente su silla a donde va, mientras que Martín se va integrando a la comunidad con su labor de lingüista: esta ficción se logra muy bien dentro de su propio imaginario y hace frente, entre otras cosas, a la realidad de diversas lenguas que se están extinguiendo, muchas sin dejar rastro y con ellas se va una perspectiva única del mundo; Lluvia (Fátima Molina), la nieta de Evaristo no le ve la utilidad a un idioma que no se habla, ella quiere irse a Estados Unidos, y aunque parece trillado, no lo es, en lo absoluto, la noción de utilidad es frívola y por desgracia retrata cómo las nuevas generaciones se están alejando de su lengua materna, de sus usos y costumbres porque no le ven utilidad, entre muchas otras razones, pero una lengua no puede ser obsoleta y de no involucrarnos y acercarnos a estas lenguas, podemos terminar aislados de nuestras raíces para siempre. (Ingrid Pohlenz – CorreCamara.com.mx)
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