En Something Wild Charles Driggs es un mediocre hombre de negocios, un tipo sencillo y de vida rutinaria, poco inclinado a las aventuras, que de repente conoce a Lulu un chica alocada, sexy y peligrosa que le traerá de cabeza mientras le roba el corazón.
Mejor Actor de Reparto 1986 para la Asociación de Críticos de Boston
- IMDb Rating: 6,9
- RottenTomatoes: 69%
Película / Subtítulos (Calidad 1080p)
En Something Wild la acostumbrada secuencia de créditos se inicia con la canción “Loco de Amor” interpretada por David Byrne. La elección del director Jonathan Demme (Filadelfia) es deliberada, ya que el tema musical anticipa parte de la historia del filme, además de ser interpretada por el ex vocalista de Talking Head, banda que también fue del interés de Demme en el concierto de culto Stop Making Sense. Something Wild es una comedia negra en la que un simplón trabajador de terno y corbata llamado Charles Driggs (Jeff Daniels) hace algo indebido, un pequeño acto de rebeldía contra el sistema. Aquel gesto llama la atención de Lulu – Audrey Hankel (Melanie Griffith), una mujer también algo aburrida de lo permisible. Es un alma salvaje, libre y sexual que prefiere evitar reprimir pasiones y deseos. Driggs ve en Audrey una mujer que podría comprenderlo y que además resalta por su atractivo. Se abre la posibilidad de convertir un día común y corriente en algo extraordinario. Podría ser simplemente llegar un poco tarde a la oficina porque un encuentro sexual inolvidable está a la vuelta de la esquina. Driggs consigue su propósito, pero también algo más, es decir, un pasaje de ida hacia una libertad anhelada en medio de la exitista década de los años ochenta. En el camino se enamora, literalmente pierde la cabeza por Audrey, a la vez que deja de importarle todo. Something Wild es aquel accidente o situación salvaje que todos los espectadores hemos deseado en mayor o menor medida. Es la situación o persona que buscamos para que nos saquen de la rutina. Sin embargo, Driggs no sólo se encontrará a sí mismo en este viaje, sino también violencia y destrucción.
Jonathan Demme se hizo mundialmente famoso con The Silence of the Lambs en 1991. Logró lo imposible con un filme de terror sobre un psicópata llamado Hannibal Lecter (Anthony Hopkins) que finalmente obtuvo el Oscar a Mejor Película, además de otras decenas de reconocimientos. Antes de esta obra maestra del cine, tan citada y venerada por la cultura popular, Demme era un cineasta vinculado con la realización de videoclips para bandas como New Order y UB40. En cuanto a sus películas, éstas usualmente se desarrollaban en el terreno de la comedia, siendo Something Wild y Married to the Mob dos de sus mejores ejemplos.
Something Wild es una obra que tiene muchos elementos cinematográficos. En ocasiones pertenece a la tradición de los road movies y en otras parece un thriller algo más convencional. Independiente de sus influencias narrativas, estamos ante un relato vertiginoso en donde lo políticamente incorrecto no sólo es atractivo, sino también algo necesario. Jeff Daniels está notable en el rol del convencional Driggs y también Ray Liotta como Ray Sinclair, una de sus primeras incursiones en cine. Sin embargo, es Melanie Griffith quien se roba todas las escenas. Dos años antes de esta película llamó la atención de la crítica con su desinhibido protagónico en Body Double de Brian De Palma. Posterior a Something Wild realizó otra notable interpretación que la llevó a estar nominada al Oscar como Mejor Actriz en Working Girl de Mike Nichols. La hija de la ex musa de Alfred Hitchcock, Tippi Hedren, tuvo su momento de gloria en los 80` con papeles que destacaban su sexualidad e inocencia. En la película de Demme cautiva con su mirada, en especial con aquellos intensos ojos azules que la han caracterizado. Lamentablemente, Griffith hoy es la sombra de lo que fue hace más de 30 años.
Something Wild tiene un paralelismo interesante con After Hours de Martin Scorsese, filme estrenado un año antes. En ambas obras los protagonistas son arrastrados hacia los excesos en torno a personas que tienen cierto halo de misterio, decadencia y violencia. La película de Scorsese transcurría en la noche, mientras que la obra de Demme irradia color y luminosidad en cada una de sus escenas, además de dotarlas de la música, del soundtrack que suele ser parte de nuestras vidas.
El filme de Demme se sustenta en un relato sobre el atrevimiento, es decir, la posibilidad de mandar todo al diablo por un par de días, de dejarse llevar por las circunstancias. Charlie Driggs ha estado muerto durante toda su vida producto de las responsabilidades usuales de su edad. Audrey es un tornado, a la vez que es una mujer que necesita afecto. Jonathan Demme nos muestra la posibilidad de combinar dos personas tan diferentes en lo formal, pero que en esencia se buscan y se necesitan. Driggs en su convencional vida nunca se la jugó por nada, pero con una mujer como Lulu decide dejar el miedo a un lado. Se transforma en un osado hombre que rescata a la que podría ser la chica de sus sueños, aún si aquello supone un acto violento. En el fondo, ambos son personas mentirosas que simulan ser individuos que no son. En esencia son lo mismo, almas que por diversos motivos no logran ser felices, salvo si están juntas.
Something Wild es una película con una notable historia, una excelente banda sonora y con una espontánea dirección de Jonathan Demme, cineasta que se echa de menos. Su trabajo fue notable, siempre en la búsqueda de nuevos estilos e intereses con temáticas que nos hicieron pensar, sonreír y llorar. La mejor forma de recordarlo es viendo sus películas y documentales. Sin duda, fue uno de los más interesantes realizadores del cine estadounidense de los últimos 40 años. (Julio Bustamante – EspectadorErrante.com)
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