Roger & Me, es un aclamado documental que arremete contra el poder de las grandes corporaciones industriales, en las que el incorruptible Michael Moore trata de conseguir una entrevista con Roger B. Smith, presidente de General Motors, para poder preguntarle sobre las devastadoras consecuencias del cierre de una planta del gigante del automóvil.
Premio del Público Mejor Película (Festival de Toronto 1989)
Mejor Documental (Círculo de Críticos de Nueva York 1989)
- IMDB Rating: 7,5
- Rottentomatoes: 100%
Han pasado ya algunos años desde la polémica levantada por Michael Moore y su documental Roger & Me. En sus primeras exhibiciones, el filme fue tachado de mentiroso, parcial y, sobre todo, de no respetar la objetividad propia de todo documental. Independientemente de su estilo poco ortodoxo, el documental de Moore logró despertar conciencia entre sus espectadores. Por primera vez en muchos años, el cine retrataba con gran realismo la pobreza en que viven muchos norteamericanos.
El caso particular que expone Roger & Me -el derrumbe económico de una ciudad debido al cierre de una armadora de automóviles- se ha repetido a lo largo de la última década. Flint, Michigan se convirtió en el paradigma negro de muchas ciudades norteamericanas, cuyas economías giraban en torno a una sola industria. De repente, el futuro promisorio vislumbrado en los cincuenta se materializó en una amarga realidad.
A pesar de la negativa de Roger Smith, presidente de la GM, a dar la cara, es inútil tratar de encontrar culpables cuando una economía se desquebraja. Los derrumbes de modelos económicos no tienen un solo culpable, sino que son producto de la conjunción de fuerzas y circunstancias históricas. El mundo de fin de siglo es testigo de la muerte de la era industrial. Entender que una economía no puede sobrevivir sin la diversificación, es algo vital en nuestros días.
Bajo esta perspectiva, Roger & Me es un documento sobre la agonía y muerte de una época. Es también una llamada de atención para quienes pretenden sobrevivir en el presente con modelos del pasado. Estamos viviendo una era en que los grandes monstruos corporativos se demuestran obsoletos. La seguridad del futuro no depende más del paternalismo empresarial, sino de nuestras propias capacidades para salir adelante.
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