En Pickpocket, Michel es un carterista que no roba por necesidad como tampoco lo hace por vicio; no es cleptómano, roba para darse a sí mismo un valor, porque el robo es el medio de expresar sus sentimientos.
- IMDb Rating: 7,7
- RottenTomatoes: 97%
Película / Subtítulos (Calidad 1080p)
Pickcpocket significa carterista, y creo sinceramente que no había un título más adecuado para esta gran obra del reconocidísimo Robert Bresson, director francés con una filmografía poco extensa, si tenemos en cuenta que en 50 años hizo 16 películas, algunas de las cuales tienen su puesto entre las películas más destacadas de la cinematografía francesa, y también de cualquier cinematografía. Yo tenía esta cuenta pendiente con Pickpocket, indudablemente el film más famoso de Bresson junto con los dos inmediatamente anteriores, todos en la década de los 50, y el pasado viernes por fin me he quitado esa espinita que tenía clavada. El resultado del visionado de la película fue una de las experiencias cinematográficas más sentidas que he tenido últimamente. Y lo de «sentido» es un término que a Bresson le queda muy bien, por lo menos en lo que respecta a esta película.
El argumento es bien sencillo, que no simple. Michel es un hombre en el paro, aburrido de la vida y cansado de todo, con una extraña relación con su madre. Tiene un hobby muy particular, es carterista, algo que de vez en cuando le reporta algún dinero extra. A partir de un momento clave en su vida, decide tomar clases de un verdadero profesional y se dedica de lleno a robar carteras, ya que es lo único en el mundo con lo que puede expresarse realmente y con lo que sentirse realizado.
Pickpocket es una película de silencios, de emociones calladas, de sentimientos ocultos. Y Bresson acierta de lleno en algo que a priori resulta arriesgadísimo: la elección de actores no profesionales. Cabe decir que en ciertos momentos se les nota esa inexperiencia, ya que algunos no logran ser lo expresivos que se debiera, y más en una película de la intensidad dramática de ésta. Sin embargo, Bresson sabe muy bien lo que se hace, y convierte toda esa inexperiencia actoral en una de las mejores bazas de la película, al querer reflejar en todo momento la incomunicación de los personajes. El apatismo de algunos de ellos contribuyen positivamente a que el director refleje perfectamente lo que quiere reflejar.
Pickpocket es por un lado una película realista en algunos de sus aspectos, los personajes nos resultan cercanos, podrían ser tranquilamente nuestros vecinos. Y por otro lado es un film como irreal, con una atmósfera extraña y un sugestivo poder de fascinación que ahonda profundamente en los personajes principales, en sus almas. Bresson se deja llevar por la fluidez de la historia para contarnos algo más que lo que a simple vista estamos viendo. Es maravilloso comprobar que los detalles más insignificantes tiene toda su importancia en la historia, y aquí me refiero a lo que la película cuenta en su totalidad, y no sólo a la parte del carterista. Parte, por cierto, realizada con un enorme sentido del ritmo y el montaje. Citar al respecto, la extraordinaria secuencia de aprendizaje del personaje principal, donde vemos en primerísimo plano verdaderas lecciones de cómo robar una cartera. También son destacables todos los momentos en los que nuestro protagonista se pone manos a la obra e intenta robar una cartera, algunos de ellos de una tensión increíble, tanto que parece que estamos viendo un film de suspense.
Una película magnífica en todos los aspectos, prácticamente única en su especie, capaz de sintetizar en 72 minutos muchas cosas, y ser capaz de transmitir fuertes sensaciones, a la par que estar disfrutando enormemente de un gran film. Un film hecho con el alma, para hablar sobre el alma y destinado a nuestra alma, por muy redundante que sea todo esto. Pickpocket es así, es inútil hablar más sobre ella, hay que sentirla. (Alberto Abuín – Espinof.com)
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