En On the Rocks, una madre joven reconecta con su padre, un playboy de cierta fama, a través de una serie de aventuras con la ciudad de Nueva York como escenario.

  • IMDb Rating: 6,8
  • RottenTomatoes: 86%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Entusiastas y nostálgicos de Manhattan, vais a encontrar una auténtica delicia en On The Rocks. En la última película de Sofia Coppola, Nueva York es tan protagonista como sus personajes principales, Laura (Rashida Jones) y Felix (Bill Murray). Tan protagonista como el estudio de los comportamientos masculinos, de la tendencia a la infidelidad y de la rutina del matrimonio. Quizá, para quienes no presten demasiada atención a la ciudad o para quienes no sientan una gran atracción hacia ella, quede como un telón de fondo. Pero lo cierto es que la directora y guionista la sitúa como causa de todo, como una de las culpables de la paranoia, la distancia y la prisa que se ha apoderado de Laura y de su matrimonio.

Conocemos a la protagonista en un momento bastante complejo de su vida. Profesionalmente, se encuentra completamente bloqueada, tratando de escribir un libro para el que ni siquiera tiene una idea clara. Y, personalmente, siente que su matrimonio se tambalea mientras ella dedica su día a día a sus hijas. Ha pasado de ser una joven activa, con una vida interesante a todos los niveles y feliz, a convertirse en una madre. Y la maternidad le ha traído otro tipo de felicidad, pero también ha eliminado de la ecuación el tiempo para sí misma y para su amor. Un extraño despiste de su marido (Marlon Wayans) al regresar de un viaje le hace sospechar que la distancia entre ambos se debe a un romance extramatrimonial.

A partir de ese momento, y como consecuencia de un instante de debilidad absoluta, Laura se ve inmersa en una aventura encabezada por su padre. Un hombre enriquecido gracias al arte, con un enorme éxito entre las mujeres, incluso rozando ya su vejez. Su visión de la masculinidad, de las mujeres y de las relaciones chocará constantemente con la de su hija, en la que se recoge de alguna manera la propia mirada irónica y analítica de Sofia Coppola. Mientras ellos tratan de descubrir qué hay detrás de la distancia existente entre Laura y su marido, los espectadores exploramos a través de ellos las heridas del pasado, el efecto que tienen en nosotros con el paso del tiempo, las relaciones paterno filiales y un largo etcétera de dilemas y conflictos a los que nos enfrentamos cada día. Con el elegante humor y el gusto de la directora como maridaje perfecto.

La filmografía de Bill Murray está repleta de buenos trabajos. Y entrar en el juego de la comparación fácil resulta incluso aburrido. No sé si su interpretación en On The Rocks es la mejor de su carrera. Supongo que, como todo, dependerá de la conexión que cada uno sienta con el personaje, con su bagaje y con sus sentimientos. En mi caso, pese a la enorme distancia que me separa de Felix, la conexión ha sido prácticamente inmediata.

En parte, por el carisma del personaje tal y como lo concibió Coppola. Pero también por el alma que le pone Murray, simpático cuando tiene que estarlo y bochornoso cuando toca. Su interpretación está cargada de ese humor personal que le caracteriza, de la gracia natural que le acompaña, pero también de una emoción que se encuentra con facilidad en su mirada vidriosa. En los gestos desacertados que no hacen otra cosa que pedir a gritos atención, amor y perdón.

En su personaje, vemos lo que nunca quisimos ver en los hombres. La cosificación constante de la mujer, el anclaje absoluto en el pasado y la irresponsabilidad que sienten como un derecho innato. Pero me gusta comprobar que no está demonizado, ni idealizado. No hay blancos o negros. El juicio de Coppola es evidente y se encuentra tanto en la concepción de los personajes y de la historia, como en su desarrollo. Pero no hay una deshumanización de Felix, sino que se opta por mostrar su dolor y sus anhelos, aunque nazcan de un comportamiento y de un egoísmo que es imposible no detestar.

Bill Murray se mete de lleno en el personaje y en sus demonios. Y conecta con una Rashida Jones que parece encontrarse segura a su lado. Arropada por su talento orgánico y por su mirada paternal, pero también retada por su nivel. Ambos nos regalan en On The Rocks un duelo o, mejor dicho, un dueto interpretativo que hipnotiza de principio a fin.

Con la comedia como mejor aliada a la hora de transmitir emociones y compartir y provocar reflexiones, Sofia Coppola nos sumerge en el mundo de las relaciones. En la importancia del espacio y del tiempo compartidos, sin barreras y sin prisas. De la sinceridad y la honestidad, en ambas direcciones. Y no siempre en forma de confesiones, sino también de preguntas.

La directora y guionista nos habla en On The Rocks de aquello que ocurre cuando la familia se amplía, del papel que históricamente ha tomado y continúa tomando la mujer, del miedo a quedar atrapada en una burbuja en la que el tiempo se mide en baños, clases extraescolares y comidas. También nos habla de ese pasado que, sin hacer ruido y sin dar la cara, tiene su huella en el presente. De los miedos que se apoderan de nosotros y nos privan de todo lo que tenemos y no sabemos ver.

Poco más de hora y media de metraje cargado de dilemas, de situaciones hilarantes detrás de las que hay temor y amor y de lugares comunes para todos. Desde la elegancia de una Sofia Coppola que vuelve a mecernos entre colores, simetrías y ambientes que dicen tanto como las palabras de sus personajes. On The Rocks emana un brutal amor por la vida, por Manhattan y por la música. Y es, de principio a fin, un disfrute para los sentidos, en especial para una vista que puede gozar de la fotografía íntima y cuidada de Philippe Le Sourd.

On The Rocks es bella, es divertida, es inspiradora y, dentro de lo fantástica que puede ser una vida en el corazón de Nueva York, es realista. Una película para disfrutar, para pensar y para querer. También para cambiar, para pedir perdón y para preguntar y evitar que las dudas nos coman por dentro. Sobre el amor en muchas formas, la vida actual, nuestra forma de vivirla y lo que de verdad importa en ella. No se sale de ningún molde ni nos da ninguna sorpresa, pero tampoco hace falta que lo haga. (Rosa Suria – MewMagazine.es)