En Melvin and Howard, Melvin recoge en el desierto de Tonopah, en una carretera de pesadilla, a un motorista de barba cana y entrado en años, que ha sufrido un accidente y que dice llamarse Howard Hughes, como el famoso millonario y cineasta. Pero Melvin muy pronto olvida aquel encuentro…

Mejor Actriz Secundaria y Guión Original en los Premios Oscars 1980
Mejor Actriz de Reparto en los Globos de Oro 1980
Mejor Director 1980 para el Círculo de Críticos de Nueva York
Mejor Actriz Secundaria 1980 para la Asociación de Críticos de Los Angeles
Mejor Guión Original Drama 1980 para el Sindicato de Guionistas (WGA)

  • IMDb Rating: 6,8
  • RottenTomatoes: 91%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

En los estertores de la década de los setenta Robert Altman dio inicio a una etapa ciertamente aciaga con varias de las producciones que jalonan su andadura profesional que no llegaron a ser estrenados en nuestro país. Observado en perspectiva, el guión escrito por Bo Goldman con el título Melvin and Howard hubiese sido un material perfectamente válido para que Altman tomara el control de la dirección. Si ese escenario se hubiese dado, presumo que al hacer balance de una década bastante desafortunada en todos los aspectos para el cineasta de Kansas, Melvin and Howard hubiese podido ser contabilizado entre lo más granado, partiendo de la base de un libreto escrito por Goldman que se ajustaba como un guante a las prestaciones autorales de Altman, fiado a dinamitar la noción del american way of life en (casi) cada una de sus propuestas cinematográficas. Sin embargo, el proyecto quedó a resguardo de Jonathan Demme, un realizador cuyo recorrido hasta entonces en el terreno del audiovisual se había ceñido a una primera etapa conformada por películas de bajo —para la «Factoría Corman: Caged Heat (1974), Crazy Mama (1975), Fighting Mad (1976)—, y presupuesto medio, esto es, para la Paramount —-Citizens Band (1977)— y la United Artists —Last Embrace (1979)—. Títulos todos ellos susceptibles de merecer el interés para aquellos rastreadores de elementos que contribuyan a recomponer la figura artística de Demme, pero sin duda Melvin and Howard resultó el primero, a efectos cronológicos, que llamó poderosamente la atención de la crítica especializada de los Estados Unidos. En algunos países de ámbito europeo este «despertar» llegó sobre todo a partir del estreno de Something Wild (1986).

Ganadora del Oscar al Mejor Guión Original y a la Mejor Actriz Secundaria —Mary Stenburgen—, Melvin and Howard llama a un cierto equívoco por lo que atañe al enunciado de su título. Así pues, el protagonismo de la función recae en Paul Le Mat —presente en el reparto coral de Citizens Band para quien había sido uno de los jóvenes intépretes de American Graffiti (1973) y su continuación, Más American Graffiti (1977)— encarnando a un personaje real, Melvin Dummar, empleado en la empresa lechera Rockwood, sita en el estado de California, quien fue uno de los beneficiarios de la herencia de Howard Hughes (1905-1976). La casualidad quiso que Melvin pasara muy cerca de donde Hughes había sufrido un accidente de motocicleta en el desierto de Nevada, y no se lo pensara un solo instante a la hora de auxiliarlo. El empresario multimillonario —propietario de la RKO durante un periodo clave de la historia de la compañía— tomó buena nota de aquel episodio gratificando, al cabo, a Melvin con un montante de ciento cincuenta y seis millones de dólares en la escritura de una herencia sobre la que hubo numerosos litigios sin que llegara a esclarecerse del todo su autenticidad. Consciente de la importancia que debe tener el último tercio de una película, Goldman se reservó el as de recuperar al personaje de Hughes (en la piel de Jason Robards: pese a su brevedad en pantalla bastó para su última nominación al Oscar, para la ocasión en calidad de secundario), ya sea a través de la retransmisión por televisión de su funeral —celebrado el 7 de abril de 1976— o la secuencia en que Melvin rememora un episodio de su fugaz relación, sentados ambos en la parte delantera de un todoterreno. Un ardid de guión que procura cerrar el círculo de una historia que mantiene un tono de comedia acorde con la manera de entender la práctica cinematográfica Jonathan Demme, en línea con el planteamiento de la citada Something Wild o Married to the Mob (1988). A nivel estilístico, el uso de la steadicam para la secuencia que se desarrolla en el interior de un edificio gubernamental localizado en la Mormon Square, en Salt Lake City, enlaza en su fundamento operativo con la secuencia de apertura de The Silence of the Lambs (1990) y con la estética visual aplicada por Paul Thomas Anderson para su segundo largometraje, Boogie Nights (1997). No en vano, Anderson ha favorecido a la reivindicación de Melvin and Howard merced a resaltar sus virtudes, las propias de un film sobre cuyo visionado planea la alargada sombra de asistir a una función cinematográfica manejada tras las cámaras por Robert Altman. De los films altmanianos no dirigidos por Altman, no cabe duda, que Melvin and Howard se sitúa en la parte alta de una eventual lista.

A modo de coda, cabe mencionar que otra de las señas de identidad del cine del responsable tras las cámaras de Melvin and Howard, el de la inclusión de canciones ubicadas en el espacio del pop y/o del rock para formar parte de la banda sonora, en el caso de Melvin and Howard acertamos a escuchar un par de temas del repertorio de Crazy Horse —“Downtown” y “Gone Dead Train”—, la banda a la que ligó su suerte en no pocas etapas de su dilatada trayectoria profesional Neil Young, un músico clave al revisar la aportación al audiovisual de un cineasta del relieve y de la significación de Jonathan Demme. (Christian Aguilera – DVDStoreSpain.es)