En La Fille Inconnue, Jenny, después del cierre de su consultorio, escucha el timbre, pero no va a abrir. Al día siguiente, se entera por la policía de que han encontrado, no lejos de allí, a una joven muerta, sin identidad.
- IMDb Rating: 6,5
Película / Subtítulo (Calidad 720p)
En algunas películas de los hermanos Dardenne el título tiene un doble significado. Los espectadores nos preguntamos quién es esa La Fille Inconnue a la que hace referencia el título. ¿Es Jenny, una chica que ha empezado a trabajar como médico de familia? ¿O es la mujer africana sin nombre que un día llamó a su puerta y cuyo cadáver fue encontrado junto a al río Meusse? La fuerza de la película reside en que no da respuesta a ninguna de estas dos cuestiones, porque quizás las dos mujeres son dos desconocidas. De Jenny no sabemos nada de su vida familiar, de su vida afectiva, de sus orígenes sociales. Solo sabemos que es una doctora joven que quiere ejercer con dignidad su profesión y que le gusta auscultar a sus pacientes porque quizás de esta forma pueda saber algo más sobre su dolor. Jenny ha empezado su carrera en una mutual privada, pero decidirá abandonarla para trabajar en la pública. Su oficio como doctora le permite comprender la realidad y los Dardenne no dudan en filmarla continuamente trabajando, ejerciendo su oficio y luchando para estar a la altura de las circunstancias. No obstante, en la vida de Jenny surge la falta. Aparece la noción del pecado original a partir del momento en que no abre a alguien que ha pedido ayuda. El pecado generará la culpa y esta culpa se convertirá en algo que la protagonista llevará en su interior. A partir de ese momento los vaivenes profesionales de Jenny estarán relacionados con su trabajo de investigación para descubrir quién es la otra desconocida de la película. Su búsqueda no es más que una forma de redención. En el cine de los Dardenne las nociones de culpa y redención provienen de una base católica, pero se despojan de su religiosidad para proyectarse en el corazón de una sociedad laica. La gran cuestión que atraviesa numerosas películas no es otra que saber cómo es posible devolver a la sociedad esa dignidad perdida, comprender de qué modo se pueden llegar a atrapar los gestos esenciales de fraternidad. La Fille Inconnue vuelve a incidir en estas preguntas, estableciendo un interesante juego entre el presente de unos cineastas que han depurado su estilo convirtiéndose en unos auténticos maestros de la puesta en escena y la gestualidad, y un pasado en el que las cuestiones de falta y redención ocupaban un camino central. Jean-Pierre y Luc Dardenne vuelven a demostrar que su cine no es de este mundo, que sus películas están más allá del bien y del mal y que en sus obras hay una radicalidad y una coherencia siempre ejemplar.
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