Heaven Adores You es una documental sobre la vida de Elliott Smith y establece una conexión entre Good Will Hunting, los Óscars y el suicidio del cantautor desvalido. Una vida punk explicada por amigos de siempre que llega al corazón. Sencillamente, no estaba hecho para el negocio

  • IMDb Rating: 6,9
  • RottenTomatoes: 92%

Película / Subtítulo 

La narración de Heaven Adores You parte de dos acontecimientos aparentemente contrapuestos de la vida de Elliott Smith: su nominación al Oscar a mejor canción original por el tema Miss Misery incluido en la banda sonora de Good Will Hunting; y su suicidio (o aparente suicidio, pues nunca fue totalmente esclarecido) seis años después. Y a partir de ahí, reconstruye la vida y la trayectoria artística de su protagonista, a través de los testimonios de sus amigos y compañeros más cercanos dentro y fuera del negocio musical.

La gran baza, y la clave de Heaven Adores You, es haber sabido trasladar el estilo y la personalidad con que Elliott Smith dotaba a sus canciones al relato cinematográfico. La película tiene una ligera tristeza, delicada y bella, que mantienen su tono elegíaco alejado de lo siniestro, y depresivo. Los testimonios no podrían ser más cercanos, y están cargados de admiración, y cariño, pero sin ser ni siquiera remotamente hagiográficos. La película logra mantenerse así en un constante equilibrio, como el que mantuvo su protagonista a lo largo de toda su vida, sumido en depresiones, y problemas con el alcohol, y las drogas; mientras escribía e interpretaba canciones cargadas de sutileza y ternura.

Elliott Smith logró sobrevivir a una dura infancia en Texas. Inició una prometedora carrera musical, y una tormentosa relación con el alcohol y las drogas en Pórtland, ciudad en la que alcanzó un éxito y popularidad que contrastaban con su absoluto anonimato en el resto del país. Y se suicidó, habiendose desintoxicado recientemente, y tras haber alcanzado fama y reconocimiento a nivel internacional. Tal vez Heaven Adores You no sirva para desvelar el misterio, y el dolor que Elliott Smith ocultaba tras un rostro mitad esfinge, mitad hooligan barriobajero. Pero es una extraordinaria forma de recordarle, y de celebrar su vida, y sus canciones.