En Handling the Undead un caluroso día de verano en Oslo, los muertos despiertan misteriosamente, y tres familias se ven sumidas en el caos cuando sus seres queridos fallecidos vuelven a ellos. ¿Quiénes son y qué quieren?

 Premio Especial del Jurado a la Música Original en la Sección World Cinema del Festival de Sundance 2024

  • IMDb Rating: 5,6
  • RottenTomatoes: 75%

Pelicula (Calidad 1080p. La copia viene con subs en varios idiomas, entre ellos el español)

 

El cine de zombies ha tenido una época de explosión, expansión y, sorprendentemente, se ha mantenido más o menos activo con el paso de los años, con lo que la mayoría de permutaciones de la resurrección ya han sido tocadas de una forma y otra. Ahora se estrena en salas Handling the Undead, una verdadera tragedia de muertos vivientes en el que los seres queridos vuelven a la vida tan solo como cadáveres vivientes, con lo que su mayor peligro no es el canibalismo sino las falsas esperanzas y el peligro emocional para sus familiares.

El debut de Thea Hvistendahl incide el dolor del fallecimiento adaptando la novela homónima de John Ajvide Lindqvist, que escribió justo tras su vampírica Let the Right One In. Aquí, Lindqvist adapta su propio trabajo con Hvistendahl, describiendo un extraño suceso eléctrico en Oslo que hace que las familias se vean afectadas por la repentina resurrección de sus seres queridos recién fallecidos. El guion pone el foco en tres de estos casos sin hacer ninguna conexión entre ellos, casi a modo de antología.

Un abuelo (Bjørn Sundquist) y su madre (Renate Reinsve) cuidan de un niño en avanzada descomposición; una anciana (Bente Børsum) recibe la visita de su mujer (Olga Damani), que vuelve caminando de su funeral; un cómico (Anders Danielsen Lie) y sus hijos esperan noticias del hospital cuando su mujer (Bahar Pars) no queda muerta tras un accidente de coche… muchas variaciones de un mismo evento: la horrible y misteriosa resurrección de los que no deberían estar caminando.

No es la única vez que se ha tratado de darle un carácter dramático al género zombie. No faltan los dramas familiares sobre padres tratando de alargar la vida de sus hijos al estilo Maggie y otras variaciones del modelo apocalíptico de George A. Romero que han ido apareciendo en estos años. Pero quizá la que más se parezca en premisa es la francesa Les Revenants (2004), que tuvo su propia versión en forma de serie, y que, asimismo, tuvo su propio remake americano en The Returned (2015).

También la australiana Glitch trataba el tema desde una perspectiva más social, pero en todos esos casos hay una ambición social, o un misterio, o un punto en el que la premisa se desarrolla hacia otra dirección diferente a Handling the Undead, que se centra en la experiencia íntima, la pura situación emocional de encontrarse con un ser querido que ya no es él mismo, por lo que se acerca más a los terrores relatados en Pet Sematary de Stephen King, solo que donde aquella explora el mal sobrenatural, esta no explica ninguna razón, aunque en el fondo traten el mismo dilema.

La denostada Pet Sematary: Bloodlines explicaba muy bien el sinsentido de mantener a un familiar con vida cuando ya no es él mismo, llevándolo al terreno de los asesinatos y el caos, pero con el mismo amargor familiar de esta, que se centra más en una puesta en escena como reflejo de la situación planteada. Sus composiciones con líneas rectas, y sus ángulos subjetivos dan prioridad a la arquitectura sobre los personajes, encajando su dolor en las casas que habitan.

Una inquietante estética que Hvistendahl logra gracias al director de fotografía Pål Ulvik Rokseth, tan fría y tangible como sus cadáveres, narrada con parsimonia fúnebre que da mucho tiempo para reflexionar sobre lo que nos presenta en la pantalla, contado con el mínimo diálogo, en una exposición visual que habla con el espectador a través de la empatía. “¿Qué harías tú en esta situación?” parecen preguntarnos sus imágenes, aunque no hay ningún intertítulo en ninguna parte, porque el deseo de recuperan a los seres queridos es universal.

Hvistendahl nos devuelve el cadáver reanimado de nuestros familiares y nos deja con ellos, pero cuando ya no son los mismos. Se comportan como zombis, aún en el periodo de transición entre la vida y la muerte, pero no comen cerebros o carne, basta con su conducta comatosa y destellos de auténtica actividad cerebral para confundir la presencia física de alguien que una vez estuvo y ahora está ausente. La película parece llegar a un punto de no retorno, y en ese momento, la única resolución es la aceptación definitiva de la muerte.

Puede tomarse como una visión lírica del duelo, de la fase de dejar ir a los que ya no están, pero su situación infernal, donde la muerte deambula y no puedes disfrazarla ni esconderla, resume todas las complicadas respuestas emocionales en la decisión última de dejar marchar. También puede servir como reflejo poético de la vida junto a pacientes de ciertas enfermedades degenerativas implacables y la lucha de nuestro concepto de vida y persona dentro de un organismo, hasta cierto punto es mejor alegato a favor de la eutanasia que Mar Adentro.

Emocionalmente devastadora, Handling the Undead sabe cómo perturbar para poder considerarse un relato de horror, pero también es profundamente emocional y humanista en última instancia, aunque es duro contemplar a sus personajes enfrentándose físicamente a su angustia, es una de las películas de zombis más tristes y meditativas que se hayan visto, quizá no a la altura de Border y otras adaptaciones de Lindqvist, pero coherente con su trabajo y el estimulante universo cinematográfico que van completando sus versiones en celuloide. (Jorge Loser – Espinof.com)