En Gräns, Tina es una agente de aduanas reconocida por su eficiencia y por su extraordinario olfato. Da la impresión de poder oler la culpabilidad de un individuo. Pero cuando Vore, un hombre aparentemente sospechoso, pasa junto a ella, sus habilidades se ponen a prueba por primera vez. Tina sabe que Vore oculta algo, pero no logra identificar qué es.
Mejor Película en la Sección Un Certain Regard en el Festival de Cannes 2018Premio Especial de Interpretación en el Hamptons Film Festival
- IMDb Rating: 7,2
- RottenTomatoes: 98%
El nombre del director –y hasta el título, Border o Frontera– podía hacer suponer que estaba ante algún drama sobre alguna zona de conflicto en Medio Oriente y, de hecho, entré a la sala pensando en que iba a ver algo así. Pero la película es cualquier cosa menos eso. Y si tiene alguna relación con esos temas es de una forma extrañamente metafórica. Gräns se basa en una novela del mismo autor de Let the Right One In, John Ajvide Lindqvist. Y si bien el modo en el que los protagonistas se relacionan con el mundo “convencional” es formalmente muy distinto, en lo profundo su lógica tiene bastantes similitudes.
La protagonista de Gräns es Tina, una mujer que parece tener el talento de detectar a quienes pasan contrabando a través de una frontera. Su habilidad pasa por su nariz prominente y es usada por las autoridades casi como si fuera un perro, pero es algo más que eso: detecta cuando los pasajeros están nerviosos, si esconden algo o tienen miedo. Bah, un perro podría hacer eso también. Tina no solo descubre drogas sino también personas que ocultan secretos bastante más perversos. Y hasta sabe donde encontrar cosas que no huelen, como si detectara lo que piensa el sospechado. Tiene, además, una muy particular relación con el mundo animal en general y alguna deformación fisica que explicaría eso.
Un día, en el mismo aeropuerto, Tina se topa con un hombre, Vore, de idénticas facciones a las de ella, lo que la saca de centro (parece no poder acceder a sus secretos) y él sigue de largo en la Aduana. Ella queda fascinada no solo por haber sido inutilizada en su trabajo sino por haber encontrado a alguien como ella. De allí en adelante la historia se complicará en tres frentes: Tina empezará a dudar sobre si es simplemente una chica adoptada y tendrá problemas con su anciano y enfermo padre, descubrirá una trama de pedofilia que deberá ayudar a resolver y, sobre todo, empezará a verse más con Vore, quien le revelará muchos secretos acerca de la particular raza a la que ambos (y muchos otros esparcidos por el mundo, especialmente en Finlandia) pertenecen.
Esa relación se abre a un juego también de sensualidad (en el que entran curiosos placeres culinarios), sexualidad (muy alejada de la convencional), violencias de todo tipo y hasta llevará a discusiones éticas respecto a que tipo de relaciones ellos deben tener –o no– con los humanos que los explotan por sus habilidades pero marginan por su aspecto. Estos ejes llevarán a Gräns hacia su explosivo, intensísimo y violento final.
Si bien por momentos su trama se vuelve un poco expositiva y la relación entre los distintos ejes del relato bordean lo excesivo, la película se sostiene muy bien porque esa especie de universo paralelo que se le ha creado a los personajes es muy creíble y funciona muy bien. Los actores son también increíbles y hay momentos entre ellos en los que la violencia y la tensión sexual se viven en paralelo de una manera muy potente. Se ponen tanto en la piel de los personajes que por momentos uno tiene la sensación de estar viendo dos animales seducirse y lastimarse a la vez.
Como en Let the Right One In, en la que la cuestión era matar para sobrevivir con lo que ello conllevaba, aquí sucede algo similar pero sin el aspecto vampírico. Al duplicar los personajes, la película también se vuelve un debate sobre qué relación los de su raza deben tener con los humanos, de una manera que no es tan distinta a las que se plantean en los movimientos políticos revolucionarios o contra el racismo. ¿Convivir con los poderosos, con la raza dominante, o tratar de aniquilarlos? Todo esto es, además, nuevo para Tina, quien descubre con fascinación un mundo de placeres y sensaciones que desconocía. A la vez, esos descubrimientos la llevan a cuestionar su propia historia y su relación con sus seres queridos.
La película se va volviendo más negra y violenta, la tensión se hace insoportable y algunos elementos quizás excesivamente extraños (ya los verán) aparecen en la historia buscando alimentar ese posible enfrentamiento entre modos de ver el mundo desde ese otro lado. Gräns es una película sobre marginales, sobre criaturas de los bosques y sobre la manera en la que ese “otro” trata de adaptarse, o no, a la sociedad convencional que –como suele pasar en países como los nórdicos, pero cada vez más en muchos otros lado– ponen su mejor cara de aceptación pero en el fondo desprecian y utilizan a los que se ven y son diferentes. (Diego Lerer – MicropsiaCine.com)
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