En El Candidato, Martín Marchand se lanza a la contienda política. Por su desempeño en las redes sociales, una estructura política tradicional le invita a integrar su lista. Martín convoca a técnicos y asesores para crear su imagen de campaña. Durante un fin de semana, inmersos en el paisaje bucólico de una casa de campo, construirán su imagen de líder. Pero un infiltrado que intenta recabar información sobre la inminente alianza electoral instalará un clima de desconfianza.
- IMDb Rating: 5,7
- FilmAffinity: 5,7
Película (Al reproducir, desactivar subs en inglés)
Actor fundamental del nuevo cine rioplatense con films como 25 watts, Sábado, El Fondo del Mar, varias colaboraciones con Daniel Burman, y hasta El Otro Hermano, Hendler se convirtió en su momento en una figura de inmensa popularidad. El multifacético artista uruguayo estrena ahora su segundo largometraje como director tras su ópera prima Norberto Apenas Tarde (2010) y el resultado de esta amarga comedia sobre la contracara más absurda de la política es decididamente valioso. Comedia de enredos negra y asordinada. Thriller minimalista. Drama existencial con tintes trágicos. Acido ensayo sobre el avance de la publicidad, el marketing y la desideologización en la política. Un poco de todo eso es El Candidato, película tan desconcertante como fascinante en su formulación y en su concreción.
La acción transcurre durante un par de jornadas en el amplio casco de una vieja estancia. Allí, entre el canto de los pájaros y la naturaleza exuberante, Martín Marchand (Diego De Paula), un exitoso empresario cincuentón con ganas de lanzarse como candidato político, reúne a un amplio equipo de asistentes personales, asesores, especialistas varios (en seguridad, sonido, diseño gráfico) y creativos publicitarios para definir los lineamientos de una inminente campaña basada en frases huecas o trilladas y propuestas bastante absurdas.
En principio, la película apela a situaciones cercanas a lo patético (sin caer en la dictadura del gag «eficaz»), pero poco a poco se va enrareciendo con sospechas y confabulaciones cruzadas que involucran de distintas maneras a todos los presentes. El principal mérito de Hendler como guionista y director es haber construido una narración ágil y coral en la que cada personaje tiene su peso dramático y sus motivaciones. Desde el cínico candidato del título obsesionado por los pájaros y los actores de Hollywood como Tom Cruise o Ethan Hawke hasta el diseñador gráfico sincero e inocentón que encarna Matías Singer (hermano menor de Hendler y también responsable de la música del film).
Para conseguir el tono (narrativo y visual) de esta tragicomedia Hendler contó con dos aliados de lujo: el DF Lucio Bonelli y el sonidista Daniel Yafalián, que trabaja varias capas que hacen “dialogar” los sonidos del exterior con los que genera el caos interno en la casona. Lejos de la bajada de línea subrayada, El Candidato apuesta por el humor, la acidez y la negrura para exponer el cinismo, la hipocresía, el esnobismo, la egolatría y el vacío de la comunicación y la política, tanto de sus protagonistas como de aquellos que la conciben detrás de las bambalinas. (Diego Battle – OtrosCines.com)
La segunda película del reconocido actor uruguayo tiene un planteo inquietante y un tono de comedia oscura que la hace aún más curiosa. En una estancia enorme (nunca se aclara si es en Uruguay o en Argentina, aunque tomando en cuenta que comen “pulpón” como corte de carne en un asado vamos a suponer que es Uruguay) un grupo se reúne para preparar el lanzamiento de la campaña política de un empresario. Si bien cualquier parecido con la realidad puede ser pura casualidad (?), digamos que se trata de un empresario millonario que no tiene pasado político ni una ideología muy definida y que una de sus obsesiones principales es despegarse lo más posible de su padre, a quien claramente pertenece la fortuna familiar.
Muy bien interpretado por Diego De Paula, este personaje un tanto extraviado en sus propios pensamientos (o en la nada, o en las estrellas de Hollywood que tanto le fascinan) y que apenas conecta, y de las formas más extrañas, con quienes lo rodean, se somete a su manera a las decisiones de este grupo de publicistas y ayudantes (la directora de campaña, un diseñador gráfico, un sonidista, un jefe de campaña, un hitchcockiano asistente, etc.) y a sus ideas respecto a cómo transmitir su imagen a los votantes.
En esas bizarras discusiones –en las que se debaten, además de tipografías, tipos de pájaros o de árboles que mejor representan la idea del candidato, aunque no haya una idea real que representar– queda en claro que el aparato puede estar en marcha, pero nadie tiene mucha idea de qué quiere, políticamente hablando, el candidato en cuestión. “¿Usted es de centro?”, pregunta el recién llegado, joven y más inocente diseñador. “No, no me gusta el centro –contesta–. Prefiero extrema izquierda o extrema derecha, el centro es aburrido”.
En medio de las un tanto absurdas idas y vueltas de la preparación de la campaña, es evidente que hay algunos manejos internos y fidelidades no del todo claras dentro del grupo, conflictos que saldrán a la luz cuando, en un asado preparado para recibir a la hermana del candidato (una mujer con más experiencia en política de la que él se quiere alejar para formar su propia agrupación), se descubran algunos secretos.
Seca sátira política, El Candidato no da nombres pero deja evidente espacio para una lectura por ese lado hecha desde el ámbito local. Con un elenco que completan Ana Katz, Verónica Llinás y César Troncoso, entre otros, el que verdaderamente se luce es De Paula, entendiendo a la perfección esa suerte de cómica alienación con arranques de bonhomía o de infantiles caprichos (la discusión sobre qué cortes de carne usar en el asado es clara al respecto) de aquellas personas que parecen funcionar más allá del bien y del mal. Como cierto políticos, empresarios y celebridades. (Diego Lerer – MicropsiaCine.com)
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