CQ transcurre en París, en 1969. El rodaje de una película de ciencia-ficción ambientada en el año 2000 está en peligro. La obsesión del director por la actriz que interpreta a la sensual agente Dragonfly le ha nublado el juicio.

  • IMDb Rating: 6,2
  • RottenTomatoes: 69%

Película / Subtítulos (1080p)

 

Sofía Coppola, hija del famoso director Francis Ford Coppola, recibió grandes elogios y fama por la película The Virgin Suicides, que fue su debut como directora en el 2000. Ciertamente la película tiene muchas virtudes y muestra un muy particular estilo, aunque es un poco difuso y pausado. Por eso me extraña el virtual anonimato en que ha caído la cinta CQ, debut de Roman Coppola, coguionista habitual de Wes Anderson, hermano de Sofia e hijo del mencionado Francis Ford.

En mi opinión CQ es una mucho mejor película que The Virgin Suicides pues ofrece una clara y fuerte visión, acompañada de una ingeniosa trama que logra funcionar como homenaje a varias cosas: a la Nouvelle Vague francesa de los sesentas, a las bobas pero divertidas cintas de ciencia ficción de los setentas y a la frivolidad general de la industria fílmica. Y además, cuenta una entretenida historia.

CQ se desarrolla entre 1969 y 1970, y en ella conocemos a Paul (Jeremy Davies), un joven cineasta que, atraído por el avant-garde del cine en Francia, se ha mudado a Europa, donde trabaja como editor de la película Dragonfly, una simple película que mezcla espionaje, ciencia ficción y las revolucionarias ideas de izquierda predominantes en esa época. El director de la cinta es Andrezej (Gérard Depardieu), un «artiste» fílmico que insiste en imponer sus ideas políticas en lo que debería ser una sencilla película de espías. Pero Enzo (Giancarlo Giannini), el veterano productor, no quiere manifiestos ideológicos, sino una película sexy que pueda vender fácilmente en los mercados internacionales. La colisión de estos dos hombres resulta en el violento despido de Andrezej, por lo que el productor decide contratar a Felix de Marco (un fantástico Jason Schwartzman, hijo de Talia Shire, y por ende primo de Roman Coppola) para completar la película, que no tiene aún un final decente. Pero Félix sufre un accidente, y por recomendación de un amigo, Paul termina como director emergente de Dragonfly, enfrentándose al enorme problema de pensar en un final que complazca al productor y que de algún modo no traicione las válidas ideas que la cinta expresa. Pero curiosamente, entre más se acerca a encontrar un final apropiado, los eventos en Dragonfly empiezan a semejarse a su vida real y viceversa…

El maravilloso guión de CQ es una de esas historias que se desarrollan orgánicamente y en las que los eventos no parecen salidos de la mente del escritor, sino de una suerte de magia caótica que da forma caprichosa pero consistente a las situaciones que desesperadamente navegan los personajes. Un arco paralelo a la trama principal es la vida personal de Paul. Mientras que trata de lidiar con los productores y actores de Dragonfly, trata de filmar una película personal, con equipo prestado de la producción grande. Pero su novia Marlene, a pesar de su frívola personalidad, es su más certera crítica, denunciando sus pretensiones artísticas como meros ejercicios de inmadurez emocional.

Entonces, tomando en cuenta todos estos factores, no es difícil suponer que hay gran parte de auto-biografía en CQ, tal vez no en los hechos mismos (aunque el productor me parece una caricatura de Dino De Laurentiis o de Luigi Cozzi), pero sí en los problemas, inseguridades y actitudes del joven cineasta, sin duda un alter-ego del mismo Roman Coppola. El guión de esta cinta funciona en tantos niveles que no es de extrañar su aparente fracaso en taquilla. CQ es demasiado ligera y humorística para ser tomada en serio por el mundillo del cine de arte, y demasiado inteligente para pasar por una simple comedia satirizando las interioridades del cine. Estamos, entonces, frente a una de esas raras obras que no busca encajar cómodamente en un género para su fácil venta, sino que presenta ideas frescas de forma original, tal vez no muy accesible, pero tremendamente estimulante.

Mitad homenaje al cine de antaño, mitad auto-biografía y mitad ensayo sobre la naturaleza de la creatividad (así es… ¡tres mitades!), CQ es una pequeña joya injustamente ignorada por el «mainstream». Quien se precie de cinéfilo se hará un favor viendo esta película; tal vez no les guste a todos, pero los temas que toca y el modo en que los aborda, son novedosos y siempre interesantes. Y quienes la consideren un pomposo ejercicio estudiantil están viendo sólo una cara de la moneda. (CinEncanto.com)