En Charade, luego de pasar unas vacaciones en una estación de esquí donde ha conocido a Peter Joshua, Reggie Lampert va a pedir el divorcio a su marido. Pero cuando llega a París descubre que éste ha sido asesinado y su apartamento está vacío. En la embajada americana le informan de que su marido, junto a otros cómplices, habían robado un cuarto de millón de dólares al gobierno de los Estados Unidos. El dinero ha desaparecido y todos creen que lo tiene Reggie. Peter le ofrece su ayuda pero, a medida que los cadáveres aumentan, para Reggie cada vez es más difícil saber en quién puede confiar.
Mejor Actriz Británica (Premios BAFTA 1963)
- IMDB Rating: 8,0
- Rottentomatoes: 95%
Película / Subtítulos (Calidad 1080p)
Para los que no hayan disfrutado todavía de esta maravillosa película, mi más sincera enhorabuena. Charade es la mezcla perfecta de comedia, romance y acción que numerosos directores llevan 50 años intentando replicar sin éxito. En Charade, Reggie (Audrey Hepburn) se ha casado recientemente con Charles, un hombre al que no conoce a penas. Repentinamente Charles muere en circunstancias extrañas y Reggie es reclamada por el gobierno francés a causa de ciertas irregularidades en la identidad del mismo. De repente, se ve inmersa en una serie de desagradables situaciones, provocadas por un botín que supuestamente ha heredado de Charles, pero que ella desconoce por completo. Peter (Cary Grant), ciudadano americano, entra en su vida como por arte de magia para ayudarla a escapar de todos aquellos que le persiguen en busca de ese dinero que supuestamente está en sus manos.
El culpable de este milagro fue Stanley Donen, director hasta ese momento de exitosos musicales (“Cantando bajo la Lluvia”, “Una Cara con Angel”), que en 1962 decidió dar el salto a otro tipo de géneros, cansado de su encasillamiento. Su decisión no pudo ser mas acertada, ya que en su primera tentativa construyó una de las películas más divertidas y trepidantes de los 60. Para ello, se aseguró la participación de algunas de las más importantes vacas sagradas de Hollywood, tanto en el aspecto técnico como en el artístico.
Donen debía ser un tipo con estrella. Consiguió algo de lo que Billy Wilder nunca fue capaz: trabajar con uno de los mejores actores de todos los tiempos, Cary Grant, y emparejarlo con una de las estrellas más rutilantes del Hollywood clásico: Audrey Hepburn. El director austriaco ya lo había intentado en “Arianne”, pero la respuesta de Grant volvió a ser la misma que en anteriores ocasiones, a pesar de la amistad y admiración mutua que se tenían. En el caso de “Charada”, Donen ofrecía al actor inglés un papel que encajaba a la perfección con sus gustos y le daba la oportunidad de mostrar todo su talento, tanto en la vertiente cómica como en la dramática. El resultado de hacer compartir planos a dos estrellas como éstas fue el esperado: pura magia. No contento con esto, Donen tiró la casa por la ventana contratando para papeles secundarios a George Kennedy y James Coburn. Pero quien verdaderamente brilla en cada una de sus apariciones es el gran Walter Matthau, quien con una seriedad pasmosa y una vis cómica irrepetible interpreta a un personaje antológico, que serviría como aperitivo de lo que iba a ser una carrera impecable.
Desde luego que uno de los secretos de Charade es su guión. Peter Stone construye un laberinto perfecto en el que nos perdemos sin poder evitarlo, al igual que le ocurre al personaje de Hepburn. La historia, repleta de giros inesperados, nos sorprende cuando menos lo esperamos, haciéndonos sentir en la piel de Regina y sintiendo su desesperación y desconcierto.
Charade está repleta de secuencias memorables que perduran en la memoria para siempre. El ritmo que impone Donen en cada uno de los planos es magnífico, manteniendo la intensidad en todo momento y dando los respiros necesarios al espectador para, acto seguido, volver a zarandearle sin piedad. Momentos como el de Coburn y Hepburn en la cabina con las cerillas son irrepetibles. Grant duchándose en la habitación de Hepburn con el traje puesto, el primer encuentro entre Reggie y el personaje interpretado por Matthau, el esperpéntico velatorio tras la muerte de Charles y un largo etcétera de momentos hacen de Charade un hito en la historia de la comedia sofisticada.
Película imprescindible por muchas razones. Ente otras, ver juntos en pantalla a dos actores irrepetibles como Grant y Hepburn. Hay recomendaciones arriesgadas, otras son mas seguras, pero en este caso, no tengo duda alguna. Como aperitivo, un vídeo con los magníficos títulos de crédito iniciales, acompañados por la maravillosa música de Henry Mancini, magistral como siempre. (Carlos Fernández Castro – bandejadeplata.com)
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