Catherine Called Birdy transcurre en el año 1290. En el pueblo medieval inglés de Stonebridge, Lady Catherine (conocida como Birdy) es la hija menor de Lord Rollo y Lady Aislinn. Su patio de recreo es la Mansión Stonebridge, una casa que, al igual que la familia, ha visto días mejores. Con una economía precaria y al mismo tiempo una codicia total, Rollo ve en su hija la solución para salir de la ruina económica casándola con un hombre rico a cambio de dinero y tierras. Pero Birdy, como todas las grandes heroínas adolescentes, es enérgica, inteligente y aventurera, y está dispuesta a rechazar a cualquier pretendiente de maneras cada vez más ingeniosas. Su imaginación, su rebeldía y su profunda creencia en su propio derecho a la independencia la llevan a chocar con sus padres. Cuando llega el pretendiente más malvado de todos, los padres de Birdy deberán superar la máxima prueba de amor hacia su hija.

  • IMDb Rating: 6,4
  • RottenTomatoes: 88%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

Tras el éxito, no exento de controversias, de su serie Girls, poco se ha sabido de Lena Dunham. Ha actuado en algunas películas (brevemente, en Once Upon a Time in Hollywood), producido series (como la notable Industry) y publicado un libro, entre podcasts y emprendimientos varios. Este año ha regresado no con una sino con dos películas. La primera se llamó Sharp Stick, se rodó durante la pandemia y no tuvo ni buenas críticas ni demasiada distribución. La segunda, en cambio, recientemente estrenada en el Festival de Toronto, ya llega a todo el mundo a través de la plataforma Prime Video.

Se trata de la adaptación de la novela juvenil de 1994 llamada Catherine Called Birdy escrita por Karen Cushman, un raro caso de una comedia de época con apuntes modernos que funciona muy bien en casi todos sus aspectos. Es el tipo de proyecto que, en otras manos, bien podría ser un esfuerzo un tanto obvio de darle una lectura actual a una historia que transcurre en el siglo XIII y en las praderas inglesas. Pero Dunham es demasiado ingeniosa, inteligente y graciosa como para caer en esa trampa y logra que su película sea una farsa simpática, amable y muy entretenida dirigida a un público de chicas adolescentes pero disfrutable por todo el mundo.

Se han hecho muchos films en los últimos años que intentan darle un giro feminista propio del siglo XXI a historias que transcurrieron cientos de años atrás. Y en la mayoría de los casos no funciona, ya que se siente la imposición temática sobre esos universos mucho más tradicionales. Eso pasa aquí también, pero el tono farsesco, la gracia de los textos, los diálogos y el carisma de los actores logran que jamás moleste. La película –que arranca con un cover de Supergrass y tendrá otros temas pop a lo largo de sus 107 minutos– tiene una voz en off más que improbable para la época, un mix racial alejado de los cánones y hasta textos sobreimpresos en la pantalla casi a modo de tuits, pero de entrada es claro que Catherine Called Birdy juega en el territorio de la comedia pura y dura, más cerca de Monty Python o Mel Brooks que de cualquier adaptación literaria de época. Y funciona.

Bella Ramsey (la joven actriz que interpretaba a Lyanna Mormont en Game of Thrones) encarna a la perfección a la entusiasta y caótica adolescente Catherine, a la que llaman Birdy. Es una chica rebelde y divertida en una aldea que ha visto mejores tiempos económicos. Su padre (el gran Andrew Scott, de Fleabag) es un hombre bastante flojo de carácter que ha gastado todo su dinero en tonterías mientras que su madre (Billie Piper) queda embarazada, una y otra vez, pero sus bebés fallecen al nacer. Que Dunham pueda narrar esto, específicamente, en un tono casi cómico (al menos al principio) da a entender el raro espíritu jovial que atraviesa todo el film.

Birdy no sabe nada de sexo ni de su cuerpo cuando tiene su primera menstruación que la horroriza. Lo único que quiere es jugar con su amigo Perkin (Michael Woolfitt), mirar embobada a su tío George (Joe Alwyn) y conversar con su amiga Aelis (Isis Hainsworth). En un film lleno de personajes de breves apariciones pero carismáticos, también son importantes su adorable niñera Morwenna (Lesley Sharp), sus dos hermanos mayores (uno de ellos en un convento, el otro en su propio planeta) y algunos otros que aparecerán en su camino, a los que ya conocerán.

El eje narrativo de Catherine Called Birdy pasará por la necesidad –más que el deseo– de su padre de casarla para recuperar cierta estabilidad económica que él mismo desperdició. Claro que Birdy no quiere saber nada con el tema y lo que hará será boicotear todas y cada una de las propuestas de matrimonio que le van llegando, de maneras divertidas. Pero las propuestas en sí serán, más que nada, excusas para que la chica vaya tomando conciencia del lugar casi comercial que ocupan las mujeres allí y se obsesionará por liberarse de esas presiones, por más que eso le cause problemas con todo el mundo.

Durante su primera hora y algo más, Catherine Called Birdy funcionará a puro gag, con la voz en off de Birdy comentando sobre los sucesos que la atraviesan y sus amigos y familiares funcionando como partenaires de esta chica inconformista que prefiere seguir siendo una niña que juega y no una forzada esposa a los 14 años. Pero alrededor suyo las cosas se van complicando y se verá forzada a tener que tomar alguna decisión. Sin perder jamás el tono jovial, Dunham entrega para la última media hora algunas escenas un tanto más dramáticas.

Más allá de algunas decisiones que no funcionan (los covers de canciones pop, por ejemplo, pueden ser bonitos en sí mismos pero llaman demasiado la atención), Dunham maneja todos los resortes de esta comedia medieval de una manera sorprendentemente grácil, como si hubiera nacido para hacer este tipo de películas para toda la familia (bueno, quizás no para niños pero sí para chicos de 12 en adelante), quizás hasta más que las cosas que venía haciendo hasta ahora. La caracterización de los personajes es perfecta (un poco más y se pasarían de rosca, un poco menos y el absurdo quedaría fuera de lugar), la energía es contagiosa y raramente su «mensaje» se siente forzado o excesivamente impuesto.

De algún modo, Catherine Called Birdy está más cerca de comedias británicas clásicas (tipo Tom Jones, de Tony Richardson) que de esas modernas e irritantes adaptaciones de Jane Austen que pululan últimamente por las plataformas. Y Birdy es un personaje diferente al clásico de este tipo de películas. No se trata de una chica que quiere casarse por amor y no por dinero, sino alguien que no tiene necesariamente en la cabeza el casamiento como algo necesario en su vida. En cierto modo, la película de Dunham no es un coming of age tradicional. Sí, Birdy toma conciencia de los problemas y dificultades del mundo real, pero se niega a dejar de lado los placeres de la vida adolescente, de los amigos, la familia y la comunidad en la que vive. Su historia de crecimiento consiste, más que nada, en reforzar sus propios valores y tratar, en lo posible, que los demás cambien los suyos. (Diego Lerer – MicropsiaCine.com)