All the Beauty and the Bloodshed sigue la vida de la artista Nan Goldin y su activismo contra la dinastía farmacéutica de los Sackler, responsables de la mayor epidemia de opioides de la historia de Estados Unidos.
León de Oro a la Mejor Películaen el Festival de Venecia 2022
Premio libertad de expresión y Top documentales 2022 para la National Board of Review
- IMDb Rating: 7,5
- RottenTomatoes: 95%
Película / Subtítulos (Calidad 1080p)
La directora de My Country, My Country (2006), The Oath (2010), y Citizenfour (premio Oscar en 2015), sorprendió al quedarse con el máximo galardón de la 70ª edición de la Mostra con este retrato de la fascinante vida de la fotógrafa y activista Nan Goldin.All the Beauty and the Bloodshed expone el entramado de la obra artística, la vida privada y la militancia de Nan Goldin, para llegar a la conclusión de que no hay división entre estos distintos aspectos de la célebre fotógrafa. Goldin hizo arte de las fotografías propias y de la gente con la que relacionó; también hace arte con las acciones de su grupo de concientización sobre la adicción a los opioides recetados. Sus fotografías son tan personales como políticas; su lucha política tan artística como personal.
En vez de proponer un relato biográfico clásico o un retrato de artista como el que presentan incontables documentales, con personas hablando a cámara sobre el personaje y su obra, Poitras construye el film a partir de tres ejes: las fotografías y slideshows creados por la propia Goldin; el registro de las acciones en museos que ella realiza con su grupo P.A.I.N (Prescription Addiction Intervention Now); y el relato en primera persona de la fotógrafa, a veces en off y otras en cámara. También hay grabaciones de amigos y familiares, que contribuyen a expandir el perfil de Goldin.
El documental sigue todo el arco narrativo de lo que sucedió con el grupo militante de Goldin. El resultado se puede leer en cualquier nota en Internet o alguien familiarizado con el mundo del arte puede ya estar al tanto, pero la clave de la película de Poitras es que muestra cómo llegaron a su objetivo y construye una expectativa que hace de la revelación del resultado un momento altamente emotivo.
Lo que Goldin y su grupo buscaban, en un principio, era convencer a instituciones como el Metropolitan Museum of Arts, el Guggenheim, la National Portrait Gallery de Londres y el Louvre, entre otras, de que no recibieran más donaciones de la familia Sackler. Logrado ese fin, la nueva meta fue que se retirara el nombre Sackler de las salas de esos museos (por ejemplo, llevaba ese nombre la sala donde está ubicado el Templo de Dendur, en el Met de Nueva York).
El motivo detrás del pedido es que los Sackler son los dueños de Purdue Pharma, la farmacéutica que desarrolló y fabrica el Oxycontin, un opioide muy popular en los Estados Unidos que genera adicción. La propia Goldin fue adicta a este medicamento, pero pudo hacer rehabilitación y sobrevivió. Muchas personas no tuvieron la misma suerte: se calcula que el 70 por ciento de las muertes relacionadas con el consumo de drogas son debido a los opioides.
Poitras sigue con su cámara a Goldin y su grupo, que incluye a ex adictos y familiares de víctimas de los opioides, mientras avanzan con pancartas sobre los espacios de los museos que llevan el nombre de los Sackler. Las manifestaciones tienen un estilo de performance, con grandes cantidades de falsos frascos de medicamentos que lanzan al suelo, al tiempo que ellos mismos se recuestan para representar a los muertos por los opioides. Liderado por Goldin, el grupo utiliza armas que son de algún modo artísticas para llamar la atención de estas instituciones, en las que la propia fotógrafa expone sus obras.
Intercalado con las acciones del grupo, sus avances y los peligros que enfrentan al ir en contra de una familia poderosa, Poitras cuenta la vida de Goldin, desde su infancia difícil y el suicidio de su hermana, hasta el descubrimiento de su pasión por la fotografía y la caótica y creativa Nueva York de fines de los años ’70 y principios de los ’80 en la que floreció como artista. La directora deja que Goldin cuente su propia historia, con su voz y con sus fotografías. Hay otros elementos, visuales y sonoros, incluidos testimonios de otras personas, pero es esa combinación de la honestidad que la fotógrafa expresa en su obra y en las reflexiones sobre su propia vida, la que hacen que el documental sea tan fascinante y ofrezca una semblanza tan profunda sobre Goldin.
El coraje y el sentido del humor son características de la fotógrafa que quedan al descubierto en el documental, que tiene momentos muy emotivos, sin caer en el golpe bajo. Esas marcas se pueden ver en la obra de Goldin, en su vida y en su militancia, que continúa más allá de los logros conseguidos. El gran acierto del documental de Poitras es desarmar el entramado del arte, la vida y la política, mostrar los hilos y cómo se mezclan; volver a armar ese tejido para comprender mejor a Goldin en todas sus facetas. (María Fernanda Mugica – OtrosCines.com)
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