En La Femme de l’aviateur, François, un joven estudiante que trabaja de noche, sospecha que su novia, Anne, se está viendo con otro hombre. A partir de ese momento empieza a seguir al «supuesto» amante, un aviador al que encuentra con otra mujer. Durante su espionaje, François conoce a una joven que le ayudará a encontrar una explicación a esta confusa situación. Amor y celos de juventud dominan esta primera película de la serie de «Comedias y Proverbios» de Rohmer.
- IMDb Rating: 7,6
- RottenTomatoes: 100%
Película / Subtítulos (Calidad 1080p)
La carrera de Éric Rohmer tiene para mi gusto una característica que puede verse tanto como una virtud como un defecto, y es que en la mayor parte de sus films hace gala siempre de un estilo muy similar. Por supuesto, todo autor tiene unas marcas propias reconocibles, pero en el caso de Rohmer este hecho es tan palpable que al principio puede sorprender que haya hecho tantas películas moviéndose en unos márgenes tan limitados (y, sobre todo, que haya conseguido que éstos tengan interés y no se hagan reiterativos). Aunque dentro de los grandes nombres de la Nouvelle Vague mis preferencias personales comulgan más con Claude Chabrol y quizá François Truffaut, le tengo un aprecio especial a Rohmer. Ver sus películas te da cierta seguridad similar a la de volver a un sitio de sobras conocido en que sabes que te sentirás a gusto.
No obstante, sumergiéndonos en su filmografía podemos comprobar que realmente no todas sus películas son tan homogéneas. Sin ir más lejos, los años 70 supusieron para Rohmer un curioso paréntesis con dos films de época: La Marquesa de O… (1976) y el bizarrísimo Perceval el Galés (1978). Los 80 en cambio se caracterizarían por un retorno a su terreno más conocido con su célebre serie de Cuentos y Proverbios.
El cambio de estilo respecto a sus dos anteriores obras salta claramente a la vista: de dos producciones de época pasó a tratar sencillos dramas contemporáneos; de la puesta en escena expresamente irreal y el año de ensayos de Perceval el Galés, optó por un retorno a un estilo más austero y con un tono más espontáneo. Sus Cuentos y Proverbios se centran – ¡cómo no! – en las relaciones sentimentales que afectan a un núcleo muy concreto de personajes, tienen lugar en escenarios reales y apuestan a menudo por rostros no conocidos y con un look a menudo poco cinematográfico.
El primero de la serie, La Femme de l’aviateur, parte del proverbio “Es imposible pensar en nada” y tiene como protagonista a François. Éste es un estudiante de Derecho de carácter algo difícil que trabaja por las noches para pagarse sus estudios y que está enamorado de Anne, la cual no le corresponde. Todo el film transcurre a lo largo de un solo día, que comienza con François acudiendo al apartamento de ella para avisarle de que le ha conseguido un fontanero para hacerle unas reparaciones en su piso. Él la sorprende saliendo del inmueble con Christian, un amante de Anne que acaba de romper con ella porque va a ser padre. Más tarde intenta hablar con Anne pero ésta le rechaza. Seguidamente sorprende a Christian con una mujer y les sigue. Se le une accidentalmente en su búsqueda Lucie, una simpática estudiante que está encantada con esta aventura.
Un rasgo que aprecio enormemente de La Femme de l’aviateur es que la mayor parte de su metraje se sustenta sobre hechos absolutamente insustanciales, más incluso que en el resto de los Cuentos y Proverbios, en que había más atisbos de conflictos o situaciones problemáticas. En esta obra, Rohmer se detiene más que nunca en pequeños detalles irrelevantes de la vida cotidiana que en circunstancias normales no tendrían la más mínima importancia. Por ejemplo, el primer encuentro entre François y Anne le debe mucho a caprichos del azar como el hecho de que el lápiz de él no funcione y deba volver a bajar para escribir la nota, o que se quede dormido en el bar. ¿Qué necesidad hay de estos detalles? ¿No sería más rápido que a su primera llegada al apartamento de Anne la sorprendiera saliendo con su supuesto amante? Para Rohmer en cambio la gracia está en esos detalles, en que les sorprenda a partir de dos circunstancias como ésas, e incluso en que la excusa para verla sea el que le haya conseguido un fontanero.
Los diálogos también se basan en esa característica. Por ejemplo, la larga excusa que la extrovertida Lucie expone a la portera para justificar que quieran saber a qué piso ha ido la pareja que siguen es totalmente irrelevante a nivel de guión, pero en cambio el personaje se inventa toda una historia que está genialmente escrita por parte de Rohmer, ya que da la sensación de estar realmente improvisada. De hecho el gran mérito de La Femme de l’aviateur son sus diálogos tan frescos y espontáneos, que consiguen no hacerse pesados pese a ser tan largos y que suenan totalmente reales. Prácticamente la mitad del film se basa por un lado, en esos diálogos entre Lucie y François mientras siguen a Christian y, por el otro, en la conversación final de François con Anne. Pero discurren con tanta fluidez y naturalidad que cuando la película llega a su fin uno no se ha dado cuenta de todos los minutos que han pasado. No hay nada especial tras esos diálogos, las teorías que inventan Lucie y François sobre el hombre que están siguiendo no conducen a nada ni son siquiera abiertamente humorísticos, pero consiguen recrear el modo en que se encuentran ambos personajes y cómo acaba surgiendo entre ellos cierta complicidad. Ésa es la clave del film.
Al final esa persecución no lleva a nada. Ni siquiera la mujer del aviador que da título al film tiene la más mínima relevancia. Y por supuesto François no encontrará el amor a través de Lucie. No hay conflictos especialmente dramáticos, ni tenemos la sensación de que todos estos hechos hayan conducido a algo claro. Simplemente son pequeños detalles cotidianos que se suceden. La maestría de Rohmer reside en saber cómo darles forma para que parezcan auténticos y crear una notable película que resulta un retrato muy veraz de esta cotidianedad: de esas situaciones vacías, de esos diálogos que no conducen a nada y que son nuestro día a día. (ElGabineteDelDoctorMabuse.com)
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