No Man’s Land transcurre durante la Guerra de Bosnia en 1993. Dos soldados de bandos distintos, un bosnio y un serbio, se encuentran atrapados entre las líneas enemigas, en tierra de nadie. Un sargento de los cascos azules de las Naciones Unidas se dispone a ayudarlos, contraviniendo las órdenes de sus superiores. Los medios de comunicación no tardan en convertir el asunto en un show mediático de carácter internacional. Mientras la tensión bélica crece y la prensa espera pacientemente nuevas noticias, los dos soldados intentarán por todos los medios salir con vida de tal situación.
Mejor Película Extranjera (Premios Oscars 2001)
Mejor Guion (Festival de Cannes 2001)
Mejor Película Extranjera (Premios Globo de Oro 2001)
Mejor Guion (Premios del Cine Europeo 2001)
Mejor Ópera Prima (Premios César 2001)
Premio del Público (Festival de San Sebastián 2001)
Mejor Película Extranjera (Asociación de Críticos de Los Ángeles 2001)
- IMDB Rating: 7,9
- Rottentomatoes: 93%
Película / Subtítulos (Calidad 1080p)
Hay datos, comentarios o decisiones que por increíbles provocan risa: como que EE.UU. incremente su presupuesto militar a 440.000 millones de dólares, mientras que con 72.000 millones de dólares se salvarían 8 millones de vidas. O que uno de los responsables de la muerte de decenas de musulmanes en Sarajevo afirmara que «había que limpiar Ahatovici de musulmanes porque iba a ser repoblado después con serbios» (como cuenta Ramón Lobo en El héroe inexistente). O que EE.UU. subvencionara las armas judías en la guerra árabe-israelí de Yom Kippur (1973). Y hasta la tierra de nadie llegarán explosivos con las siglas EE.UU.
Qué mejor registro, pues, que el humor para contarnos la tragedia de Bosnia en 1993. Así lo hace el mordaz, comprometido y polifacético director bosnio Danis Tanovic. En No Man’s Land reúne a Nino y Ciki, un serbio y un bosnio, en una trinchera neutral en plena guerra exyugoslava. Rene Bitorajac y Branko Djuric son los convincentes protagonistas de una de las secuencias más aterradoras y divertidas que se desarrolla en esta tierra de nadie. Sí, sí: divertida. Porque es ridículo verles discutir como niños hasta conseguir que el otro reconozca que ellos empezaron la guerra. Y si no lo hace por las buenas, a ver qué pasa con un arma apuntándole a la cara.
Así, el abuso del poder, igual que en El gran dictador (Chaplin) se instala como tema principal del film, ya sea en la línea de fuego o en la jerarquía política. La de ambages, idas y venidas a las que es sometida la furgoneta de las fuerzas especiales de la ONU para la ex-Yugoslavia (UNPROFOR) hasta que, por fin, interviene. Y mientras, la indignación de uno de los cascos azules le lleva a actuar por su cuenta. No entiende las trabas burocráticas que ponen vidas en peligro, pero sabe que «no intervenir ya es tomar partido».
El guión de Tanovic, con una puesta en escena casi teatral, es tan rico en verdades como en puntos cómicos. También contiene otro elemento esencial en toda contienda: la omnipresencia de la prensa. Katrin Cartlidge representa a todos esos medios de comunicación cuya única preocupación es la audiencia y cuyos únicos logros son la desinformación y el sensacionalismo. La evolución de su personaje intenta que no olvidemos que también existen periodistas honrados y profesionales que se dejan la vida para que los demás podamos conocer lo que están viendo.
La música del arranque de No Man’s Land nos envuelve y nos ubica en el terreno; la cruda imagen final deja una estela dolorosa y nos pide que haya paz. Y entre ambos puntos, una sucesión de imágenes dignas de todos los premios que está recibiendo: Premio del Público Donostia-San Sebastián 2001, Mejor Guión Cannes 2001, Premio Europeo al Mejor Guión 2001, seleccionada por Bosnia-Herzegovina a los Oscar 2002, nominada a Mejor Película Extranjera a los Globos de Oro 2002.
Como en Welcome to Sarajevo (Winterbottom) y como afirma Tanovic, «la cuestión es alzar la voz contra este tipo de guerras. Es mi voto contra la violencia de cualquier tipo.» (Paloma Romera de Landa – filasiete.com)
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