En The Juniper Tree, y a finales de la Edad Media, la joven Margit y su hermana mayor Katla huyen a las montañas después de la muerte de su madre, quemada por brujería. Ambas encuentran refugio con Jóhann, un viudo que vive con su hijo pequeño Jónas. Mientras Katla trata de seducir al campesino, Margit y Jónas se hacen buenos amigos. Pero el pequeño está convencido de que Katla es una bruja y la odia profundamente
- IMDb Rating: 6,8
- RottenTomatoes: 100%
Película / Subtítulos (Calidad 720p)
Este viernes se estrena, 28 años después, aunque en algunos lugares unos días más más tarde, una de las joyas perdidas del cine escandinavo, The Juniper Tree. Una obra de culto islandesa que supuso el debut tanto de la realizadora estadounidense Nietzchka Keene como de su protagonista más conocida, Björk. Con 21 años, la cantante islandesa no había despuntado todavía como la estrella del pop vanguardista que sería pocos años después, pero ya empezaba a ser conocida gracias al discreto éxito que tuvo el grupo al cual pertenecía antes de emprender su carrera en solitario, The Sugarcubes. Con The Juniper Tree, la islandesa daba el pistoletazo de salida a su carrera como actriz. Eso sí, mucho más discreta y corta que la musical. De hecho, desde que realizara este film en 1986, solo ha participado en un cameo en el Prêt-à-Porter” (1994) de Robert Altman, en la experimental y prácticamente desconocida Drawing Restrain 9 (Mathew Barney, 2005) y, como protagonista, en la magistral y provocadora Dancer in the Dark de Lars von Trier.
En cuanto a la directora de la cinta, Nietzchka Keene, desgraciadamente, solo pudo realizar 2 cintas (menores) más, la TV movie “Heroine of hell” (1996) protagonizada por Catherine Keener y Barefoot to Jerusalem (2008), cinta que no pudo terminar debido a su temprana muerte por un cáncer de páncreas. Pero por suerte, esta joya olvidada de tan alto valor cinematográfico, tanto por sus aciertos como por sus imperfecciones, conoce hoy una segunda vida 28 años de ser estrenada en el festival de Sundance gracias a una magnífica restauración en tecnología 4K realizada con el apoyo de The Film Foundation y The George Lucas Foundation.
En The Juniper Tree, Keene adapta libremente el ultraviolento cuento de los hermanos Grimm “El Enebro” (en inglés The Juniper Tree), al cual también incorpora leyendas folklóricas locales como, por ejemplo, que esté protagonizado por 2 brujas hermanas, a las cuales interpretan Bryndís Petra Bragadóttir (Katia) y la ya mencionada Björk (Margit). Ambas huyen cuando su madre es lapidada y quemada hacia algún lugar donde nadie las conociese evitando correr así su misma suerte. De este modo conocen a Jóhann, un agricultor viudo que vive con su hijo. Pero para poder quedarse, Katia tiene que casarse con él, pero el hijo está convencido de que son brujas y, con la ayuda del espíritu de su madre muerta, intentará que las hermanas se marchen.
El film de Keene rezuma Bergman por todos lados. Ese Bergman amargo, minimalista y seco que, a su vez, tanto bebía de Dreyer. Y al igual que Bergman se erigía con voz propia a pesar de la influencia del pionero danés, Keene también logra construir su propio estilo a pesar de que la cinta nos recuerde tanto a The Seventh Seal (1957) o a The Virgin Spring (1960). Ese blanco y negro tan sucio, la puesta en escena minimalista enfatizadas por unos paisajes islandeses tan diáfanos como muertos, el montaje arrastrado y apático en combinación con interpretaciones hieráticas salpicadas con estallidos de locura forzada y abrupta contribuyen a una sensación continua de incomodidad y desazón que no te abandona en toda la cinta. Todas estas características constituyen un estilo visual y narrativo muy marcado y vistoso (en cuanto a lo poco habitual que es ver algo así en el cine actual) pero cuyos márgenes Keene evita estrechar coqueteando con ideas visuales diametralmente opuestas. Así, y muchas veces a modo de homenaje a obras de grandes directores, vemos por ejemplo un plano calcado al baile de la muerte por la colina en la ya mencionada The Seventh Seal, minimalista y orgánico, que nada tienen que ver con otro que recuerdan al recargado y arquitectónico plano de George Minafer mirando a Eugene a través de la ventana en The Magnificent Ambersons (1942) de Orson Welles. Sin embargo, este ejercicio, aunque a veces nos ofrece imágenes muy poderosas, también falla en ocasiones entorpeciendo la integridad de la obra y su discurso. Pero, a título personal, eso es lo que espero de una ópera prima donde el realizador todavía está encontrando su lenguaje.
Lo que si que queda patente es que Keene logra proporcionar la atmósfera que la película requiere. Una historia tremendamente gore en su concepción original, pero que Keene, también guionista de la película, logra despojar de tanta casquería para quedarse con su esencia, su mensaje principal: el duelo por la muerte de un ser querido y la imposibilidad de poder permitirse llorar una pérdida en un mundo tan hostil como el mundo rural en la edad media (temas también muy presentes en los dos ejemplos citados de Bergman). Este alma, que queda desdibujado en el cuento, Keene logra potenciar a través de la simplicidad de un guion tan abrupto como su estilo visual y sus personajes, dando una sensación de conjunto muy satisfactoria para el espectador.
The Juniper Tree es una gozada imperfecta fácil de recomendar para el cinéfilo de culto y de evitar para el más mainstream. A parte de su oficio como realizadora, Keene era también profesora de realización y montaje, y esta película da fe de ello, puesto que no esconde su técnica tras artificios distractivo y nos sirve, además, como material didáctico. (Pablo Lujan – Videodromo.es)
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