En Fish Tank, En un barrio obrero inglés de los suburbios, Mia, una adolescente frustrada y solitaria de 15 años, huérfana de padre y cuya madre apenas se ocupa de ella, se enfada cuando se entera de que ésta sale con un hombre, el atractivo Connor. Desde el comienzo él se porta muy bien con ella y con su hermana pequeña, pero a pesar de ello no le gusta que su madre pretenda meterle en sus vidas.
Premio del Jurado en el Festival de Cannes 2009Mejor Film Británico en los Premios BAFTA 2009Mejor Directora y Nueva Promesa en los British Independent Film Awards (BIFA) 2009
- IMDb Rating: 7,3
- RottenTomatoes: 91%
Película / Subtítulos (Calidad 1080p)
La realizadora británica de 48 años Andrea Arnold (American Honey) ya había dejado una fuerte huella en Cannes cuando presentó en 2006 su impactante opera prima, Red Road, que además se hizo con el Gran Premio del Jurado. Un año antes, su cortometraje Wasp se había hecho con el Oscar y otros 38 premios internacionales. A pesar de su edad, la crítica la consideró desde el primer momento una de las mayores promesas del cine europeo. Sin embargo, fueron dos productores, el holandés Kees Kasander, célebre por su colaboración con Peter Greenaway, y el británico Nick Laws, que colaboró con ella en su primer cortometraje, quienes más firmemente han creído en ella.
Su regreso a la competición de Cannes con Fish Tank confirma el gran talento que atesora esta ex actriz y presentadora televisiva, que mantiene intacta su analítico y directo modo de ver. La protagonista de Red Road era una mujer que deambulada por las calles de Glasgow siguiendo un misteri. En esta ocasión, Andrea Arnold concentra su atención sobre una adolescente de 15 años llamada Mia (Katie Jarvis).
En la primera escena de Fish Tank vemos una ventana que se asoma sobre los barrios populares de Essex, una ventana parecida a la que en Red Road permitía observar la decadencia urbanística y humana de la ciudad. Otro punto en común con su opera prima es que la cámara se confunde con el punto de vista de la protagonista, hasta el punto de que el espectador ve y casi reflexiona como lo hace Mia, abrumado por las tonalidades azules y amarillas de la fotografía de Robbie Ryan.
La protagonista muestra enseguida su carácter. En los primeros cuatro minutos de Fish Tank insulta al padre de una amiga, le rompe la nariz a otra chica sin razón aparente e intenta liberar a un caballo encadenado, que para ella representa la libertad. Es una rebelde, una inadaptada, un espíritu herido aunque profundamente tierno. En casa la espera su joven madre (Kierston Wareig), que la considera una joven criminal, y su deslenguada hermana menor. Su comunicación se limita a ‘vete a tomar por culo’ o ‘puta de mierda’. Es el lenguaje de quien no sabe decir ‘te quiero’, porque nadie se lo ha enseñado. Expresiones violentas y sexistas tomadas del rap, que parece ser el único elemento de cohesión lingüística de este grupo social.
Durante una gran parte del metraje, la cinta parece ser una nueva versión de Sweet Sixteen, de Ken Loach, aunque en clave femenina. Sin embargo, algo hasta entonces desconocido le sucede a Mia cuando su madre le presenta a un nuevo amigo (Michael Fassbender), un joven con un trabajo estable, un coche y una vida normal que parece dispuesto a quedarse y convertirse en el padre de las dos chicas. Una mezcla de sentimientos agitan a la adolescente, curiosidad, celos, atracción sexual, competición con su madre. Aunque Mia aún no sabe que no será más que una nueva decepción.
La joven Katie Jarvis se muestra muy cómoda en el papel de la adolescente y se postula a alguno de los premios reservados a los actores debutantes. El irlandés Fassbender, uno de los actores más interesantes del momento, refleja magistralmente la ambigüedad moral de su personaje.
Fish Tank narra una historia urbana de modo lineal sin inventar nada nuevo, aderezada por elementos habituales como la falta de comunicación, la soledad o los problemas de adaptación. Pero el atractivo reside en el modo con que la realizadora consigue representalo, cómo consigue mostrar la realidad de millares de periferias, de millones de seres humanos. La realidad del mundo que hemos creado. (Camillo de Marco – CinEuropa.org)
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