Tinker Tailor Soldier Spy sucede en los años 70, en plena guerra fría. El fracaso de una misión especial en Hungría provoca un cambio en la cúpula de los servicios secretos británicos. Uno de los defenestrados es el agente George Smiley. Sin embargo, cuando ya se había hecho a la idea de retirarse, le encargan una nueva misión: se sospecha que hay un “topo” infiltrado en la cúpula del Servicio y sólo alguien de fuera puede averiguar quién es. Con la ayuda de otros agentes jubilados, Smiley irá recabando información y encajando las piezas necesarias para descubrir al traidor.
Mejor Película Británica y Mejor Guión Adaptado en los Premios BAFTA 2012
- IMDb Rating: 7,1
- RottenTomatoes: 83%
Película / Subtítulos (Calidad 1080p)
Si el cineasta sueco Tomas Alfredson nos deslumbrara en 2008 con una película como Let the Right One In, que le sirviera como flamante presentación en el mercado internacional, tres años después demuestra con la brillante Tinker Tailor Soldier Spy que su resplandor no era efímero y que llegaba para instalarse como uno de los más interesantes cineastas europeos. A través de un complejo puzzle repleto de saltos temporales, consigue confeccionar un relato aparentemente complicado, pero que se desarrolla con una sencillez visual que facilita enormemente su comprensión.
Contribuyen a la eficacia del relato no ya la espléndida labor del equipo artístico que consigue una asombrosa reconstrucción de los años de la guerra fría sin ningún toque kitsch, sino la fabulosa aproximación lumínica de su director de fotografía, Hoyte van Hoytema, que si ya fuera su colaborador en Let the Right One In, también este ha saltado al panorama internacional pues fuera el director de fotografía de The Fighter, lo que demuestra su capacidad para adaptarse a la historia que está fotografiando. Si para la película de vampiros utilizara una luz directa de muy alta temperatura que proporcionaba una frialdad que te helaba la sangre, en la película de boxeadores hacía uso de una luz absolutamente naturalista que nos acercaba a la intimidad de tan contradictorios personajes, utilizando para su película de espías una luz difusa con una muy baja temperatura de color que proporciona una textura lumínica que nos llevaría a pensar que incluso estamos viendo una película realizada en los años setenta, si no fuera porque los miembros de su fabuloso reparto nos sitúan en nuestro tiempo.
Consciente de que la guerra fría no debe ser un tema muy popular entre los espectadores actuales, y teniendo en cuenta la riqueza de lecturas e interpretaciones que se desprendía de su anterior filme, también podemos abordar un análisis de Tinker Tailor Soldier Spy desde varios puntos de vista. Tomando como punto de partida la primera y última -en realidad la segunda y la penúltima- secuencia de la película -que no desvelaré- considero que, si bien la trama de espionaje y la investigación llevada a acabo por George Smily (Gary Oldman), es absolutamente emocionante, el interés de Tomas Alfredson no radica exactamente en la resolución del conflicto, sino en la manera en la que afecta a sus personajes. De esta manera nos encontramos con un relato extremadamente racional, por cuyos poros tratan de escaparse los sentimientos de unos personajes que, debido a sus peligrosas actividades, están sometidos a ejercer un exhaustivo control sobre sus debilidades emocionales.
No creo que John Le Carré pueda tener mucha queja de las adaptaciones que se han realizado hasta la fecha de su obra: The Constant Gardener, The Russia House, The Little Drummer Girl, The Spy Who Came in from the Cold, incluso la propia Tinker Tailor Soldier Spy había sido adaptada anteriormente, aunque para la televisión y con un espléndido Alec Guiness. Y ese es quizás, desde mi punto de vista, la única pega de la película, pues si cuando Alec Guiness era capaz de transmitir una extraordinaria inteligencia con su frío y racional comportamiento, ese ejercicio de contención realizado por Gary Oldman tan sólo le lleva a representar a un individuo vulgar y ordinario con una vida aburrida, rutinaria y anodina que ni siente ni padece y que dista bastante de ser un consumado estratega, quizás por eso me parece aterrador el último plano de la película.
Menos mal que soy capaz de abstraerme de este sentimiento hacia Oldman para poder disfrutar de la extraordinaria labor del resto del reparto, desde el maravilloso e inigualable John Hurt, capaz de transmitir a la perfección aquello que Gary Oldman no alcanza a entender (desde un punto de vista actoral), hasta Tom Hardy en una interpretación mucho más intensa que la que ofrecía en Inception, pasando por los siempre efectivos Toby Jones, Ciarán Hinds y Colin Firth.
Sorprenden gratamente la incorporación de actores que suelen pasar desapercibidos y que realizan espléndidas interpretaciones de personajes secundarios, pero vitales, como la que de Peter Guillam hace Benedict Cumberbatch, la de Toby Esterhase que realiza David Denick, o la que de Jim Prideaux hace Mark Strong. Pero casi todavía resulta más reconfortante la eficacia de algunos miembros del reparto con papeles mucho más pequeños pero igualmente solventes.
En oposición a filmes estadounidenses de idéntico corte, señalar también la coherencia de Tomas Alfredson al contar con un reparto completamente europeo, con nacionalidades y acentos tan variadas como las de los personajes de Tinker Tailor Soldier Spy, en lo que es, sin duda, la confirmación de un extraordinario cineasta europeo. (Luis M. Álvarez – ExtraCine.com)
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