En Clean y tras pasar seis meses en la cárcel por posesión de drogas, Emily sólo tiene una obsesión: recuperar a su hijo, que está viviendo con sus suegros. Pero, si quiere conseguirlo, no tendrá más remedio que reconstruir su vida, empezando por desintoxicarse, para estar en condiciones de cuidar al niño.
Mejor Actriz en el Festival de Cine de Cannes 2004
- IMDb Rating: 6,9
- RottenTomatoes: 72%
¿Es posible que la gente cambie o acaso estamos condenados a cometer los mismos errores una y otra vez sin capacidad de enmienda? Quien ha de cambiar en este caso es Emily, la cual mantiene una relación con el cantante Lee Hauser, quien muere una noche de sobredosis, mientras ella ha dejado horas antes la habitación para ponerse en un coche. Al ser Emily también adicta a las drogas, y atraparla en posesión de las mismas, va a prisión seis meses. El hijo que la pareja tiene en común, Jay, va a vivir con los padres de Lee; Albretch y Rosemary.
Emily debe lidiar con las críticas negativas, esas que achacan la muerte de Lee a ella, a su mala influencia. Tras pasar por la cárcel, deja las drogas recurriendo a la metadona y busca empleo a fin de poder recuperar a su hijo. Buscará apoyo en Elena que le prestará su casa para que se aloje, y recibirá ayuda de Irène para quien trabajó hace años presentando un programa de música en televisión, que le conseguirá un empleo como encargada de una tienda.
Los abuelos de Jay presentan posiciones enfrentadas. Rosemary sufre una enfermedad, consciente de su final y no quiere saber nada de su nuera Emily, como si el perdón no tuviera cabida una vez que el camino a recorrer es mínimo y la naturaleza humana se torna más bondadosa. Por contra Albretch es de esos hombres que cree en la capacidad de cambio, en función de las circunstancias vitales y se aliará con Emily para que ésta pueda ver a su hijo (a pesar de que este influido por su abuela piensa que fue su madre la que mató a su padre, al darle las drogas), sabedor de que en breve estará solo con su nieto sobre la faz de la tierra y dada su edad, sabe que lo mejor para Jay es la presencia próxima de su madre, la cual a su manera trata de reecomponerse, sin renunciar a sus sueños de seguir en la música, su pasión, algo que Albretch le reconoce como algo meritorio.
“Es fácil ser valiente cuando las cosas van bien, pero cuando la vida es más difícil, es inusual, y especial“, le dice Albretch a Emily en un momento de Clean, cuando ella le habla de una prueba que puede hacer en San Francisco, una oportunidad única, que le hará pisar el suelo del mundo en el que quiere vivir, lleno de escenarios y micrófonos…
Ya desde el comienzo la fotografía de Clean es apagada, gris, aséptica, como el filo de la navaja o el reflejo de una luna deshidratada. Priman los interiores, las luces de neón, salvo alguna escapada de Emily y Jay al parque, donde entonces si que hay luz natural. Hay música por medio, un mundo devorador de estrellas, que como todo negocio busca obtener los mayores beneficios y verá como una oportunidad la muerte de Lee para reeditar sus anteriores discos y aprovechar el tirón de ventas que supone la muerte de un músico cuando este es joven y guapo. Algo que incluso los padres de Lee verán con buenos ojos, como si en cierto modo la memoria de su hijo siguiera así flotando en el ambiente, en las ondas de la radio al radiar sus canciones.
A pesar de la desesperanza que parece insuflar Clean, poco a poco esta dejará pasó a la esperanza (no envuelta en papel de regalo sino en un contexto donde cada progreso se consigue con sangre, sudor y lágrimas), al cambio, al reencuentro familiar, a esa nueva vida luminosa con la que todos soñamos, y que a menudo es tan solo alimento de los sueños, la arcadia onírica con la que alentar nuestras acciones en pos no ya de la felicidad sino de la minimización del dolor y de la soledad en un mundo de distracciones y deseos fustrados.
Cabe citar las potentes interpretaciones de Maggie Cheung y Nick Nolte, con una fuerza atronadora, no tanto por lo que dicen sino por aquello que callan.
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