En Petite Nature, y con solo diez años, Johnny es un niño completamente autónomo y con algunas responsabilidades impropias de su corta edad, como cuidar de su hermana menor. Además, ayuda en casa, es aplicado en la escuela y ha aceptado con madurez la separación de sus padres. A pesar de las limitaciones del contexto social en el que crece, e inspirado por las lecciones académicas y vitales de un profesor, el niño se abre a los secretos y las vicisitudes del mundo adulto.

  • IMDb Rating: 7,0
  • FilmAffinity: 7,1

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

La vida no es igual de fácil para todo el mundo y las dificultades suelen comenzar en la infancia. Sobre esta afirmación tan poco discutible como emocionalmente demoledora se asienta el guion de Petite Nature (Softie es el tìtulo internacional) con el que el actor Samuel Theis se inicia en solitario en la dirección de largometrajes tras su aclamado debut a trío con Party Girl (Marie Amachoukeli-Barsacq, Claire Burger, Samuel Theis, 2014) que fue galardonada con el premio a mejor ópera prima en la sección Un Certain Regard del Festival de Cannes y recibió también la nominación al César y a los Premios del Cine Europeo en la categoría que premia a las mejores primeras películas.

Johnny (un asombrosamente natural Aliocha Reinert) se ve obligado, a sus diez años, a ejercer de cuidador de su pequeña hermana ante la ausencia de una figura paterna y la desidia de su joven madre (Melissa Olexa) que, con tendencia a beber más de la cuenta, ha renunciado a cualquier aspiración de salir de la vida miserable a la que se ha acomodado y a la que, a su vez, intenta acomodar a sus tres hijos. Mientras su hermano mayor ha encontrado refugio coqueteando con la marginalidad, Johnny no se resigna a perpetuar una vida gris, con el trabajo poco gratificante y mal remunerado al que parece abocado por una especie de maldición inexorable.

El cambio de colegio, tras un enésimo cambio de domicilio (demoledora mudanza de una madre y sus tres hijos acarreando a pie todos sus enseres), le pondrá en contacto con Jean (Antoine Reinartz) uno de esos profesores carismáticos con capacidad para detectar diamantes en bruto escondidos entre montañas de guijarros. La complicidad entre ambos, alumno y profesor, es filmada por Samuel Theis con delicadeza y deliberada ambigüedad. De este encuentro, en cierto modo iniciático para Johnny en la medida que le abrirá las puertas al conocimiento y a unos sentimientos que no es capaz de controlar, surgirá la espoleta que hará explotar la burbuja de conformismo con la que su madre pretendía suplir la falta de educación, cariño y Coca Cola de verdad en lugar de refresco de cola marca blanca.

Theis consigue realizar una película sobre la infancia evitando la mayoría de los lugares comunes con los que el cine se ha ocupado de la misma, o al menos los más recurrentes, sin embargo, se le va la mano en la acumulación de elementos emocionales con los que carga a su joven personaje protagonista: la pérdida precoz de la inocencia en un medio hostil y desangelado, la madurez acelerada, la ausencia del padre y el ansia de salir de la miseria que su madre trata de perpetuar en él son filmados con humanidad, delicadeza y una sensible mirada. A partir de aquí, Theis se esfuerza por hacer también un film sobre el despertar precoz de una sexualidad con unos recursos que le quedan demasiado grandes a su personaje y acaban provocando más incomodidad que conmiseración.

Brillante en la puesta en escena y en la dirección de actores, Theis saca petróleo del muy fotogénico Aliocha Reinert al que tal vez le falte algo de expresividad pero con el que resulta difícil no recordar al joven Tadzio (Björn Andrésen) de Morte a Venezia (Luchino Visconti, 1971). Magnífico en su contención está Antoine Reinartz (Los profesores de Saint-Denis, Arthur Rambo) y llena de fuerza y veracidad la debutante Melissa Olexa. El reparto se completa con la espléndida Izïa Higelin en el papel de Nora, la pareja de Jean, que jugará un importante papel en la turbulenta mezcla de sentimientos y emociones del joven protagonista.

Petite Nature es una notable película de naturaleza realista (la huella de los Dardenne está presente en varios momentos) pero con menos discurso social y más ambiciones poéticas que, en buena medida, son alcanzadas por un director al que hay que seguir la pista. (José Perez Pertejo – NoEsCineTodoLoQueReluce.com)