The Other sucede a mediados de los años treinta, con dos hermanos gemelos que viven con su familia en el campo. Son muy diferentes entre sí, aunque pasan mucho tiempo juntos. De repente, empiezan a ocurrir extraños sucesos en la granja donde viven y sus alrededores.
Mejor Director en el Festival de Sitges 1972
- IMDb Rating: 6,8
- RottenTomatoes: 83%
Película / Subtítulos (Calidad 1080p)
Gracias a su reciente proyección en la Filmoteca de Catalunya, hemos podido redescubrir este film parcialmente olvidado pero que merece para quien esto suscribe un recuerdo y un revisionado hoy, aproximadamente 40 años después de su estreno.
Rodada en 1972, The Other tuvo una discreta carrera comercial y en cuanto a galardones obtuvo únicamente el premio al mejor director para Robert Mulligan en el Festival de Sitges de aquel año. Film repleto de intriga y terror psicológico, sin duda ha marcado el género hasta el punto de que muchas películas de al menos las dos últimas décadas han bebido claramente de este film.
En algún momento de los años 30. En un vecindario rural de algún lugar de América veranean un par de niños gemelos de 9 años,Niles y Holland. Disfrutan del campo, del estío y del tiempo libre. Niles es un encanto de niño, el hijo que todos los padres querrían tener: cariñoso, generoso y atento. Holland es el reverso: rebelde, desobediente y siempre está causando pequeños desastres. La tragedia además se ha cebado sobre la familia de los chiquillos: el padre de ambos ha muerto a causa de un accidente y la madre ha quedado en un estado post-traumático a causa de la desgracia. La abuela de los infantes cuida de ellos y la vida de ambos niños transcurre entre las bondades de Niles y las gamberradas de Holland, que cada vez adquieren tintes más peligrosos y amenazadores, hasta el punto de empezar a causar verdaderas tragedias en la localidad.
No era la primera vez que el director Robert Mulligan abordaba el tema de la infancia en su obra. Precisamente su película más famosa, To Kill a Mokingbird, basada en la estupenda novela de Harper Lee, muestra el descubrimiento de las injusticias y crueldades del mundo real a través de los ojos de dos niños, los hijos de Atticus Finch (interpretado magistralmente por Gregory Peck). También en Summer of ’42 Mulligan escogió a unos niños, pre-adolescentes, como protagonistas. En este caso para hablarnos del despertar sexual de los mismos.
No era raro pues que el director se interesase por la novela de Tom Tryon, protagonizada por dos extraños niños que parecen polos opuestos a pesar de haber nacido con tan solo 20 minutos de diferencia. En este caso, empero, el punto de vista que nos ofrece Mulligan es el de la parte más oscura de la infancia y una visión terrorífica de la misma.
Magistralmente interpretados ambos gemelos por dos niños desconocidos (Chris y Martin Urvadnoky), que por lo que he podido averiguar, jamás participaron en ninguna otra película, The Other muestra la parte más cruel del mundo infantil, ofreciéndonos otra cara de la exploración del mundo de los niños, dentro de la obra de Robert Mulligan.
Para los fans del cine gore sin duda esta película les defraudará porque si de algo carece es de escenas truculentas o repletas de efectos especiales para causar fácilmente sensaciones de pavor al espectador. Más bien al contrario, la película se limita a dar pequeños avisos o anotaciones al espectador que es quien se encarga de ir sumando y encajando piezas a medida que se nos van proporcionando más detalles sobre lo que ha sucedido en las vidas de la familia y sus vecinos. De hecho ninguna de las desgracias o tragedias que van a suceder a lo largo del film son mostradas en primera persona. Vemos las consecuencias de los actos, pero no los actos en sí mismos.
En este sentido The Other se mueve más dentro del terreno del llamado «terror psicológico», en la línea de films conocidos de la actualidad como The Others de Amenábar, con el que comparte muchos más puntos en común que únicamente el título, u otros films de Shyamalan como The Sixth Sense por poner solo dos ejemplos.
Aunque a día de hoy la línea argumental del film no depare las sorpresas que en el momento de su estreno debió causar, no hay duda que mantiene siempre la atención del espectador durante los aproximadamente 105 minutos de metraje. A base de mostrar pequeñas pinceladas en cuentagotas de lo que va a suceder en las próximas escenas, Mulligan consigue crear un clima de inquietud malsana en el espectador y un interés creciente por averiguar hasta donde podrán llegar los hermanos en sus pequeñas atrocidades.
The Other tiene momentos de tensión bien construidos, y como todo film de terror que se precie, contiene imágenes impactantes que permanecerán en la retina del espectador, como el descubrimiento macabro del bebé hidrocefálico en el circo de los horrores que visita la población. De todas formas el film es mucho más terrorífico en cuanto a lo que sugiere más que en lo que muestra. Si bien tiene algún momento podríamos decir algo macabro (el detalle del dedo por ejemplo), no son estos detalles los que mantienen la tensión del film sino todo lo que no se explica o se cuenta a medias, mediante pequeñas informaciones proporcionadas a cuentagotas.
The Other tiene un ritmo de construcción pausado, a diferencia de muchas de las obras de terror de hoy día (en este sentido está en las antípodas de por ejemplo la saga de Scream o Saw). Este ritmo lento puede sorprender al espectador actual pero la verdad es que es perfectamente apropiado y se acopla perfectamente a la historia que se nos está narrando. De hecho, la lentitud de algunos movimientos de cámara parece estar perfectamente calculada para aumentar aun más esa sensación de inquietud en el espectador. Hay que pensar que es una obra sin duda para ser visionada en una pantalla de cine y no desde la comodidad del hogar (algo que debería aplicar a cualquier film que se precie).
El film de Mulligan es un film de contrastes sin duda. No solo por el evidente entre los dos protagonistas del mismo, que parecen una vuelta de tuerca más a los personajes de Caín y Abel, sino que es una película de polos opuestos en muchos más aspectos. Por ejemplo, a diferencia de lo que uno pudiera pensar: la ambientación del film, el escenario bucólico que rodea a los personajes, el bosque iluminado por el sol de verano, la casa, todo parece en contraposición a la oscuridad que emana de la historia. En el film no hay mansiones desvencijadas ni castillos de oscuros pasadizos, más bien al contrario. En este sentido la luminosidad de la fotografía contrasta claramente con la oscuridad de lo narrado, constituyendo uno de los puntos fuertes y más originales del film.
Los personajes secundarios que pueblan el metraje también parecen tener una doble cara. Desde el personaje de la abuela, el más comprensivo y cercano a los niños, cariñoso pero que a la vez esconde la enseñanza de ese extraño juego (¿brujería?), al que denomina el Gran Juego, y que será el detonante de tantos desastres transcurridos a lo largo de la historia. El personaje de la madre, siempre bien vestida, maquillada y perfecta externamente pero traumatizada y destrozada interiormente por la tragedia que ha sesgado su vida o incluso el personaje del mago ambulante, que como manifiesta Niles «ni siquiera es chino, lleva esparadrapo en los ojos».
Todo en el film de Mulligan parece esconder algo, un doble sentido. Y es que la contradicción y la lucha entre el bien y el mal es el eje central sobre el que bascula el film. Un bien y un mal encarnados en los gemelos pero con matices grises que dejan una sensación insana en el espectador. Por ejemplo, a pesar de las atrocidades que llega a causar Holland con sus manipulaciones y acciones, Niles manifiesta una admiración y adoración hacia él que ni las consecuencias de sus actos parecen poder disminuir: ¿el bien necesita del mal para subsistir?
Por momentos la lucha entre el bien y el mal parece también la lucha entre la propia vida y la muerte. La vida, a la que parece encarnar Niles, y la muerte, a la que parecen estar asociadas todas las acciones de Holland, desde ya una de las primeras escenas cuando estrangula sin pestañear a una mascota de otro niño de la zona. La lucha entre la vida que se intenta abrir camino y la muerte que se cierne sobre el lugar también está presente como eje central a lo largo de toda la película. Sin embargo, ambas, vida y muerte forman parte de la propia naturaleza y son absolutamente indisolubles, como los gemelos del film. Es tal el mimetismo entre ambos personajes que a veces Mulligan juega con el espectador para hacerle dudar sobre cual de los dos niños estamos contemplando en alguna de las escenas. En este sentido, que los intérpretes sean dos gemelos reales es otro de los grandes aciertos de The Other.
Todas esas contradicciones, fronteras entre el bien y el mal, no están claramente definidas en la película. A pesar de lo que pueda parecer al principio, ninguno de los personajes es claramente blanco o negro. El gran acierto de la película, bajo mi parecer, es que los polos opuestos no lo son tanto como pueda parecer a simple vista. La mezcla incluso entre el mundo de fantasía en el que parecen vivir los niños y la realidad que les rodea contribuye a crear este clima de dualidad indefinida que rodea todo el metraje.
El contraste entre la inocencia del mundo infantil en el que viven los dos niños y el mundo a veces macabro y tremendamente cruel que les rodea es altamente sugestivo. Por ejemplo, un inocente cuento que Niles lee a su madre enferma hacia el final de la película se convierte en la peor de las tragedias al ser reinterpretado por el maléfico Holland. O el juego de magia que el niño ofrece a la pobre señora Rowe, vecina de los mismos.
Detalles adicionales como la música de Jerry Goldsmith, discreta pero presente en momentos clave, o la fotografía de Robert Surtees, también contribuyen a crear esta sensación de desazón en el espectador.
Sin duda quien no haya visto el film de Mulligan quedará sorprendido porque tendrá la sensación de que muchas de las ideas argumentales del mismo y las sorpresas que adquiere la trama ya las ha visto en films posteriores mucho más famosos y reconocidos actualmente. Y considero sin ningún género de dudas que directores como Amenábar, Bayona o Shyamalan han visto este film y estudiado con detenimiento. Es difícil hallar la frontera clara entre influencias, homenajes o simplemente plagios, pero sin duda el guión de Tryon basado en su propia obra y el enfoque de Mulligan han ejercido una clara influencia sobre una buena parte de la producción cinematográfica de terror de más éxito de los últimos años.
La presencia de niños diabólicos o malvados, hasta 1972 no era demasiado presente en la cinematografía de terror. Con la excepción de Rosemary’s Baby de Polanski, pocos films habían trabajado este subgénero que a partir de la década de los 70 daría obras muy famosas como The Omen de Richard Donner y sus respectivas secuelas o incluso el excelente film español ¿Quién puede matar a un niño?, de Narciso Ibáñez Serrador.
Como ya se ha dicho The Other tuvo un discreto éxito en el momento de su estreno y no llamó especialmente demasiado la atención. Sin embargo, sus numerosos pases televisivos y su recuperación en algunos festivales y retrospectivas recientes, como la actual de la Filmoteca de Catalunya, ha permitido revisionar con ojos del espectador de hoy este film de Mulligan, uno de los menos conocidos de su extensa obra. Quizás también el hecho de no haber ningún intérprete demasiado conocido en el film, aunque todas las interpretaciones son excelentes, pudo influir en el hecho del poco reconocimiento dado al mismo.
El guionista, y autor de la novela también, Tom Tryon (conocido por su rol de actor también), tampoco quedó muy convencido del resultado final del film. Al parecer Tryon se quejó del montaje final de la película, que no le convenció en absoluto. A pesar de ello, a día de hoy, la obra de Mulligan sigue muy digna y se conserva perfectamente bien, a pesar de algún exceso en el uso del zoom (tics propios de la época) o algunos errores menores.
Es también el film de Mulligan uno de los primeros que termina con un final con sorpresa incluída que sin embargo a tenor de las visiones que he realizado, no acaba de cerrar definitivamente la trama. El niño, Niles, que observa desde la ventana de la casa a la excavadora recogiendo los restos del incendio en el granero, ¿es verdaderamente el niño o se trata de una imagen fantasmagórica? Porque el chiquillo ni se mueve ni tan siquiera pestañea en la ventana. Verdaderamente ¿ha escapado del incendio? Sea como sea la conclusión del film deja una sensación en el espectador de que las tragedias van a seguir asolando a la familia y vecinos de la zona. Sospecho que si la película hubiese tenido más éxito habría sido objeto de una o varias secuelas, cometiendo uno de los errores típicos de la cinematografía especialmente hollywoodiense, consistente en exprimir una fórmula de éxito hasta límites execrables.
En este sentido, y si la poca fortuna de The Other en el momento de su estreno evitó este hecho, sea bienvenida pues este discreto pase por los cines de la época. Un film sin duda a redescubrir, y que contiene más talento del que se le admitió en su momento. (Arzobispo Canterbury – LosLunesSeriéfilos.com)
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