En The Novelist’s Film, la famosa novelista Junhee se reúne con dos amigas y la velada parece estar cargada de cierta amargura. Una de ellas dejó la escritura para abrir una librería y todavía no le ha dicho a Junhee qué opina de su último libro. La segunda es cineasta y nunca adaptó el libro de Junhee, algo que tenían planeado. Aunque lo más desconcertante es que Junhee no ha publicado nada en un tiempo. En lugar de eso, ha empezado a cuestionar su enfoque literario y tiene dudas sobre la sensibilidad que ha forjado su estilo y su personalidad

Oso de Plata – Gran Premio del Jurado en el Festival de Berlín 2022

  • IMDb Rating: 6,9
  • RottenTomatoes: 100%

Película / Subtítulos (Calidad 1080p)

 

En su reconocido estilo minimalista, el realizador coreano parece estar haciendo sesgadas remakes de clásicos films de autor. A su manera, In Front of your Face podía ser una versión de Wild Strawberries, de Ingmar Bergman, haciendo a la protagonista atravesar algunos momentos de su vida a lo largo de un día. The Novelist’s Film, por su parte, bien podría ser un mini 8 y 1/2, de Federico Fellini, ya que cuenta la historia de una escritora creativamente bloqueada que vive una serie de encuentros a lo largo de un día, encuentros que más que sacarla del bloqueo en cuestión son en sí mismos su solución.

Junhee (Lee Hyeyoung, la protagonista también del film anterior) es una escritora que llega a una librería en la afueras de Seúl, cuya dueña es una vieja amiga suya, Sewon, a la que hace mucho tiempo no ve. Allí conversan, se ponen al día, nos enteramos del bloqueo creativo de Junhee, de ciertas tensiones entre ambas, y conocemos a una joven y simpática chica que trabaja allí, admiradora de la escritora y estudiante de lenguaje de señas, en una serie de escenas que van presentando sin ningún apuro a los personajes.

Junhee sale a recorrer la ciudad y se topa con Hyojin (Kwon Haehyo, en su enésima colaboración con el realizador), un cineasta con el que aparecen algunas tensiones ligadas al pasado, tensiones que se acrecientan cuando en un parque se cruzan con Kilsoo (Kim Minhee, excelente como siempre), una conocida actriz que está pensando en dejar de actuar, y Hyojin le recrimina esa decisión. Allí Junhee lo corta bruscamente por juzgarla y eso depara una conexión entre ellas dos que termina con la propuesta de Junhee de filmar un corto juntas. Ella la dirigiría, Kilsoo actuaría y su primo haría la cámara. ¿Sobre qué sería la película? Bueno, eso es lo de menos…

The Novelist’s Film sigue acumulando encuentros y conversaciones en largas escenas que se extienden en algunos casos más de diez minutos sin cortes. Van apareciendo la comida, el alcohol y más reencuentros y no tarda en quedar en claro que la propia peripecia que narra la película es en cierto modo la película de la novelista. A su manera, Junhee profesa un credo similar al de Hong al hablar de que no cree que sus novelas tengan que tener una trama, que se siente falsa y exagerada al ponerles incidentes a sus historias y que prefiere que todas capturen un cierto espíritu documental ligado a sus experiencias de vida. Y eso, básicamente, es lo que narra The Novelist’s Film.

La película no alcanza la densidad emocional de su anterior –aunque bien podría ser una curiosa secuela, si recuerdan cómo termina aquella– y, dentro de las mínimas variaciones de su filmografía, se la podría considerar una película relativamente menor. Sin embargo, está llena de momentos deliciosos y observaciones más que oportunas, las que suelen aparecer una vez que el alcohol hace lo suyo entre los protagonistas. Una conversación con un poeta con quien Junhee tuvo una historia en el pasado («éramos compañeros de borrachera», explicará ella) revela ciertas cosas de su vida, de las pocas que el film habilita.

Las otras tienen más que ver con la idea –quizás falsa, considerando que las películas de Hong Sang-soo no son tan improvisadas como algunos pueden creer– de que la realidad que se cuela en las historias puede producir los momentos más bellos. Una primera escena así transcurre al principio, en la librería, cuando la asistente de la dueña del local le enseña a Junhee cómo utilizar el lenguaje de señas para decir un breve poema que ella le leyó. En la propia belleza del gesto hecho en silencio, y en el poema en sí, la película se expresa de un modo más revelador que en las más cotidianas conversaciones.

La otra escena sucede más tarde. Mientras Junhee y Kilsoo comen ramen en un restaurante, una pequeña niña se queda mirando fijamente a través de la ventana a Kilsoo. O, más específicamente, a Minhee, una actriz bastante famosa allí. La escena continúa con la chica ahí, testigo en cuadro, hasta que algo sucede que es pequeño, aparentemente intrascendente, pero que revela el corazón que late detrás de los films aparentemente cerebrales del realizador coreano. Para que aparezca la fantasía, la magia del cine, no es necesario crear grandes peripecias. Alcanza con una niña mirando a través de la ventana a su actriz favorita y que ella –y Hong– la incorporen a la historia. (Diego Lerer – MicropsiaCine.com)