En Nightmare Alley, Stanton Carlisle es un aventurero que llega a una feria deseoso de abrirse camino y progresar. Tras sentirse impactado con el «monstruo» que allí exhiben, conocerá a Zeena, la pitonisa, y también a Molly, una joven que enseguida se siente atraída por él.
- IMDb Rating: 7,8
- RottenTomatoes: 87%
Película / Subtítulos (Calidad 1080p)
Nightmare Alley presenta las altas expectativas individuales en medio del espectáculo ambulante. Aunado a ello, esboza la delgada línea entre la ilusión como entretenimiento y el engaño como medio de estafa para retratar la ambivalencia de la ética.
Stan Carlisle (Tyrone Power) es un joven aventurero y ambicioso que desea el éxito y la fama como ilusionista. Trabaja en una feria ambulante como asistente de Zeena (Joan Blondell), quien funge como pitonisa y está casada con Pete (Ian Keith). No obstante, tras la muerte inesperada del hombre, Stan aprende el código del show y se involucra sentimentalmente con Molly (Coleen Gray), presentando su número a las altas esferas de la sociedad en donde encontrará la oportunidad para estafar sin importar las consecuencias.
El realizador Edmund Goulding entremezcla la creciente codicia que envuelve a Stan con preceptos esotéricos y realistas. La adivinación, además de fungir como entretenimiento, es el preámbulo al destino que le depara, con las connotaciones implícitas del tarot egipcio a lo largo del relato.
Basada en la novela homónima del escritor estadounidense William Lindsay Gresham, el relato es un paralelismo de personajes. Pete representa la tragedia, siendo su alcoholismo el aspecto que provoca el cambio en la vida profesional de Stan. El guion de Jules Furthman transita en la manipulación psíquica tornada psicológica, siendo una habilidad para mentir con la que cuenta el protagonista para cometer sus actos.
La fotografía de Lee Garmes acentúa el misterio y el oportunismo que rodea a Nightmare Alley. Desde la niebla que permea el suspenso nocturno hasta la voz en off en la que El monstruo, atracción principal de la feria, despliega su locura, los encuadres trazan el lúgubre juego de mentiras y penumbras que rodea a Stan. El largo plano usado en algunas escenas acentúa la ambivalencia moral del protagonista al tentar a Pete en ingerir whisky a espaldas de Zeena.
Así, el triunfo de Stan y Molly en su acto ilusionista, así como su inesperada boda, se tornará en un eventual caída a causa de las verdades y las mentiras.
El relato realiza un efectivo cambio de enfoque narrativo a través de Lilith Ritter (Helen Walker). La tesitura psicológica, captada a través de grabaciones de sesiones terapéuticas de sus pacientes, servirá como método para afianzar la actuación de Stan en el show. El protagonista queda fascinado por la mujer, encontrando en ella una fuerte aliada para proseguir con el embaucamiento hacia clientes de clase alta.
Aunado a ello, se suma una tercera narrativa, la de Ezra Grindle (Taylor Holmes), adinerado que tendrá curiosidad por el número de Stan. De esta manera, las confesiones grabadas se convierten en una herramienta cruel para esbozar la ética en Nightmare Alley, preguntándose sobre su naturaleza humana y la derivación de la culpa.
Por lo tanto, guía hacia un clímax en el que el protagonista experimenta en carne propia las consecuencias de sus mentiras. De esta manera, se crea una narrativa circular que acompaña a Stan y la perdición de su alma.
Nightmare Alley es un clásico del cine negro. Se trata de una incisiva perspectiva de la dualidad, la codicia y el amor como remedio para amortiguar los demonios internos. Un suspenso que remarca las culpas y los trucos como ilusiones pasajeras. El relato tiene un remake del realizador Guillermo del Toro. (Mariana Fernández – CinemaGavia.com)
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