Day: May 3, 2024

  • Dos Estaciones (Juan Pablo González – 2022)

    Dos Estaciones (Juan Pablo González – 2022)

    En Dos Estaciones María García, heredera de una fábrica tradicional de tequila en Los Altos de Jalisco, intenta mantener su fábrica a flote en un mercado dominado, cada vez más, por corporaciones extranjeras. Ella contrata a Rafaela, una nueva administradora, quien reaviva sus esperanzas de sobrevivir a sus múltiples crisis. Cuando una plaga y una inundación dañan irreversiblemente la ya limitada plantación de agave de María, ella se ve obligada a reaccionar en contra de la presión extranjera que intenta ahorcar su negocio y también parte de su identidad.

    Premio Especial del Jurado – Drama en la Sección World Cinema del en el Festival de Sundance 2022
    Mejor Actriz en el Festival de Morelia 2022

    • IMDb Rating: 6,2
    • RottenTomatoes: 87%

    Película (Calidad 1080p)

     

    Una destilería de tequila en el estado de Jalisco, México, es el centro de la trama de Dos Estaciones, una película mexicana que toma como punto de partida ese ámbito para hablar de los cambios económicos y culturales en esa región, tomando esa industria como ejemplo de una transición de lo artesanal/familiar a lo industrial y global. Pero si bien su director viene del mundo de los documentales (su anterior película, Caballerango, de 2018, es precisamente eso), su nueva película, ya premiada en diversos festivales desde su estreno en Sundance a principios de este año, elige el camino de la ficción para contar su historia.

    Es que Dos Estaciones logra acercarse a ese mundo no de una manera didáctica o informativa sino a través de sus personajes, de la relación que se establece entre ellos y cómo eso se relaciona con el mundo en el que viven. Teresa Sánchez interpreta a María, la dueña de la destilería en cuestión, una empresa familiar que creció hasta volverse importante pero que hoy atraviesa una fuerte crisis económica que la obliga a reducir personal y a tratar de encontrar la forma de sobrevivir frente a la competencia. María es una mujer seria, severa, quizás tímida y de pocas palabras, que no se ha casado ni tiene hijos. En apariencia, la producción de tequila es su vida y no tiene tiempo para nada más. Pero quizás haya más asuntos circulando alrededor de eso.

    En una reunión familiar se encuentra con Rafaela (Rafaela Fuentes), una mujer más joven a la que han despedido de otra fábrica y que está buscando trabajar. María le dice que le encantaría contar con ella, pero que no tiene presupuesto para contratarla. Necesitada de trabajo, Rafaela acepta un salario menor, casa y comida, convirtiéndose así en la administradora del lugar, tratando de ayudar en su recuperación. Pero es claro, al menos para María, que hay otros elementos en juego allí, unos que González maneja con inusual sutileza.

    Dos Estaciones narrará la relación entre estas dos mujeres y el resto de los esforzados trabajadores de la empresa mientras tratan de mantener la compañía a flote, con recortes salariales, problemas de producción (la amenaza de hongos, sin ir más lejos) y la competencia de grandes empresas multinacionales que se han posicionado en el lugar con muchos más recursos. Es en las descripciones de estas relaciones –que incluyen otros personajes, que abren el panorama aún más hacia una mirada LGBT-friendly de este universo– y en la manera un tanto lírica en la que González muestra los escenarios que rodean a la fábrica donde la película encuentra su pulso, su ritmo y sus pudorosas emociones.

    El drama personal –la mezcla de intensidad e incomodidad– que atraviesa María en su vida íntima es uno de los ejes que se desarrollan a lo largo de la película, otorgándole un novedoso punto de vista para una industria por lo general dominada por hombres. Es claro su interés por Rafaela, pero le cuesta mucho expresarlo y en general prefiere reprimirlo. El otro, de un modo comparable con la película española Alcarrás, es el testimonio de un modo de trabajo, de producción y de un sistema familiar extendido por generaciones que va camino a desaparecer ante el peso y la lógica productiva del mercado. (Diego Lerer – MicropsiaCine.com)

  • Humane (Caitlin Cronenberg – 2024)

    Humane (Caitlin Cronenberg – 2024)

    En Humane y a raíz de un colapso ambiental que está obligando a la humanidad a deshacerse del 20 % de su población, una cena familiar estalla en caos cuando un padre anuncia su plan de de enrolarse en el nuevo programa de eutanasia del gobierno.

    • IMDb Rating: 5,3
    • RottenTomatoes: 68%

    Película / Subtítulo (Calidad 1080p)

    https://www.youtube.com/watch?v=Pp-27B9P3xA&ab_channel=FramePulse

     

    El apellido Cronenberg no es desconocido en el mundo del terror. El patriarca, David, ha dedicado buena parte de su vida a mostrar fantasías desagradables y de horror corporal, que convirtieron a su tipo de cine en un género por sí mismo. Más recientemente, el hijo menor, Brandon, dirigió Infinity Pool, en la que la muerte, la culpa y el horror se convirtieron en un escenario que exploraba la violencia desde varios ángulos distintos. Mucho más, se adentraba en algunas de las obsesiones de su padre para crear una versión del mal contemporáneo, angustioso y nihilista.

    Quizás por eso Caitlin, la hija, haya decidido que su debut sería terror —parte del legado familiar— pero desde un ángulo radicalmente distinto. Humane (2024), explora la maldad humana —colectiva y privada— pero no desde el ángulo de la violencia, la brutalidad o los asesinatos. En realidad, la primera película de la directora se esfuerza por dejar a un lado cualquier percepción directa sobre el dolor y el miedo, para crear un panorama sutil y devastador por sus implicaciones.

    De modo que la película explora en la futura destrucción de la humanidad — que el guion de Michael Sparaga considera inevitable — desde la óptica del mal mayor. Una elección imposible que someterá a todos los países del globo — en su versión más amplia — a la imposición de la muerte. Y en escala privada, a una lucha interna entre familias, que empujará hacia horrores y traiciones de una crueldad aterradora.

    Todo en un escenario distópico modesto, que avanza desde las insinuaciones. La directora procura que toda la percepción sobre lo que está ocurriendo a nivel global se manifieste en las pequeñas cosas. De modo que los primeros veinte minutos de la película están llenos de imágenes de periódicos impresos, pantallas de televisión y ordenadores, para luego mezclar toda la información en una premisa aterradora. En un futuro impreciso, el ecosistema total de la Tierra colapsó. Los recursos no son suficientes para todos ni aseguran la continuidad de la vida.

    Por lo que los gobiernos del mundo, en un rato y manipulador acto de bondad, asumirán el costo con una negociación siniestra. Poco a poco, Humane deja claro que la única solución viable a una circunstancia semejante es la eutanasia selectiva. O mejor dicho, voluntaria. En cualquier caso, una muerte programada que brindará a la víctima — que el guion llama “alistado” en un eufemismo brutal que repercutirá en toda la película — una ventaja a futuro, más allá de su desaparición física. Ya sea dinero, documentos legales para los parientes sobrevivientes o incluso, oportunidades de trabajo.

    Solo que nada es tan sencillo y a pesar de la insistente propaganda gubernamental acerca de las ventajas de vencer “una guerra” por medio de la buena voluntad de “los alistados”, no hay suficientes voluntarios para algo semejante. Gradualmente, Humane termina por mostrar sus verdaderos colores y lo que es aún más inquietante, lo que se esconde bajo la civilizada visión que una muerte voluntaria — y, por tanto, honorable — puede salvar el mundo. Lo que lleva a la película a sus mejores regiones y su razonamiento más aterrador. ¿Qué debe hacerse para sostener a la Tierra en una eventual catástrofe?

    Cronenberg logra construir una atmósfera claustrofóbica, a medida que la película se hace más incómoda, dolorosa y violenta en lo que muestra a pedazos y nunca, con una intención moralista. La cámara subjetiva — que se vuelve asfixiante en ángulos cerrados o largos primeros planos de personajes que terminan por echarse a llorar a plena vista — es un recorrido sobrecogedor alrededor de la naturaleza del hombre. De la pérdida, la búsqueda y la angustia de saber que claudicar a la muerte, asegura la vida de otros, de un planeta que depende de semejante punto de vista para prosperar.

    Pero esta no es una apuesta trágica, dramática o conmovedora. La directora encuentra sus mejores puntos cuando logra enlazar todo lo anterior con una oscuridad perversa, al convertir a todos sus personajes en posibles víctimas de expiación. Tampoco utiliza la brutalidad directa y sin mucho que ofrecer de la saga La purga. En lugar de eso, evade explicaciones convencionales, para centrarse en la posibilidad de tener que decidir quién vive y que esa decisión nunca sea de buena voluntad o basada en la necesidad.

    Para su incómodo final, Humane perdió un poco de profundidad en favor de cierto efectismo entre un caos colectivo más prosaico. Pero la cinta se sostiene gracias a su primer tramo y lo mucho que explora en la filosofía violenta del hecho de luchar por la supervivencia en medio de lo inevitable. Un mensaje que Caitlin Cronenberg maneja con inteligencia, sobriedad e impecable tensión. (Aglaia Berlutti – ElNacional.com)