Día: 22 de febrero de 2021

  • In Search of Darkness: Part II (David A. Weiner – 2020)

    In Search of Darkness: Part II (David A. Weiner – 2020)

    In Search of Darkness: Part II continúa el seguimiento de In Search of Darkness y profundiza en la década de los efectos prácticos de las películas de terror de los 80′ con entrevistas completamente nuevas de íconos del género y expertos de la industria junto con el elenco original.

    • IMDb Rating: 8.4

    Película / Subtítulo (Calidad 1080p)

     

    ¿Después de 4h de documental con In search of Darkness tenéis ganas de más? Nosotros si, o dicho de otro modo, ¡¡¡SI!!! Pues se acerca el estreno de la segunda parte, en la que de nuevo se explora el horror ochentero contando esta vez con nuevos invitados y analizando más cine de terror.

    In search of Darkness: Part II es una secuela de más de cuatro horas de documental que contará con 15 nuevos invitados respecto a la anterior, y alrededor de 40 refresan en esta segunda parte.

    Algunas de las leyendas del horror que han sido invitadas para In search of Darkness: Part II y que no participaron en la primera parte son Robert Englund (A Nightmare on Elm Street), Tom Savini (FX – Friday 13th), Nancy Allen (Poltergeist III), Robert Rusler y Linnea Quigley, entre otros.

    Y otros repiten respecto a la Parte I, como son John Carpenter (The Thing), Heather Langenkamp (A Nightmare on Elm Street), Barbara Crampton (Re-Animator) y Doug Bradley (Hellraiser). Por otro lado, gente desaparecida como Larry Cohen y Stuart Gordon fueron entrevistados antes de su muerte, y por lo tanto su testimonio se podrá ver en In search of Darkness: Part II.

    No obstante, echamos en falta una vez más una mayor internacionalidad de los invitados. Apenas nombres como Shinya Tsukamoto o Geretta Geretta aportan testimonios lejanos a los EEUU, y un documental que analiza la grandeza del cine de terror de los 80′ es absurdo que no contemple la aportación europea al género. Por cierto, Tsukamoto habla en el documental sobre el cyberpunk y concretamente Tetsuo, y por su parte Geretta Geretta sobre Demons. (LaZonaMuerta.com)

     

  • La Voie Lactée (Luis Buñuel – 1969)

    La Voie Lactée (Luis Buñuel – 1969)

    En La Voie Lactée dos trotamundos franceses que, desde las afueras de París, deciden ir de peregrinaje a Santiago de Compostela, conocen numerosos personajes y viven situaciones estrechamente vinculadas a las creencias religiosas.

    Premio Interfilm en el Festival de Berlín 1969

    • IMDb Rating: 7,5
    • RottenTomatoes: 94%

    Película / Subtítulo (Calidad 1080p)

    https://www.youtube.com/watch?v=jONXQSSMjIE&ab_channel=carloscagliostro

     

    Pierre (Paul Frankeur) y Jean (Laurent Terzieff), son dos peregrinos franceses que se dirigen a la ciudad de Santiago de Compostela. Durante el trayecto se topan con todo tipo de personajes, muchos de ellos anacrónicos, que les pondrán en contacto con las diferentes herejías surgidas a lo largo de la historia del cristianismo.

    Luis Buñuel, el ateo más profundamente religioso de la historia del cine, se había consolidado en Francia con trabajos como Diario de una Camarera o Belle de Jour. Ahora, con el apoyo del productor Serge Silberman y al alimón con Jean-Claude Carrière (su coguionista habitual durante la etapa francesa), le tocaba afrontar una obra mucho más personal: La Voie Lactée.

    Bajo su apariencia de comedia surrealista, La Voie Lactée esconde una honda, documentada y crítica reflexión acerca de algunos de los misterios más importantes de la fe católica (la Transubstanciación, la doble naturaleza de Cristo, el libre albedrío, la Trinidad, la Inmaculada concepción, la virginidad de María, los milagros marianos…); constituyendo un lúcido canto a la tolerancia religiosa.

    Jesús, María, el obispo Prisciliano o el marqués de Sade son algunos de los personajes que aparecen en un relato que se salta las reglas del tiempo y el espacio, y que bebe tanto de Cervantes como de la obra de Jan Potocki El manuscrito encontrado en Zaragoza.

    El viaje de los dos peregrinos, no deja de ser una mera excusa argumental para que el genio de Calanda dé rienda suelta a su desbordante imaginería. Consiguiendo alumbrar algunas de las escenas más controvertidas y sugerentes de toda su obra: Jesucristo dispuesto a afeitarse la barba, el niño con estigmas, el cura que ha escapado de un manicomio, el fusilamiento de un Papa, la monja a la que crucifican en el interior de una iglesia… Buñuel en estado puro.

    En estos tiempos de anticlericalismo (antirreligión en realidad) radical y hueco, resulta interesante prestar atención a la mirada sumamente crítica e intelectual, de un ¿creyente? que siempre antepuso su espíritu rebelde e irreverente a los dictámenes del dogma. (EsculpiendoElTiempo.blogspot.com)

    Humor surrealista y profundas reflexiones teológicas se dan la mano en una de las últimas películas de Buñuel. El argumento es mínimo: dos mendigos parten de Francia, inspirados por Dios Padre, para hacer el camino de Santiago. A lo largo del viaje se les van mostrando las atrocidades, herejías, supersticiones y fanatismos en los que ha estado implicada la religión católica a lo largo de su historia. He seleccionado una escena que ilustra muy bien la doctrina de una de las variantes que compitió durante siglos con el cristianismo oficial: el gnosticismo. Según éste el hombre se compone de un principio luminoso, el alma, y un principio oscuro y malvado, el cuerpo. Como decían los órficos y Platón el cuerpo es la cárcel del alma. Sin embargo, en lugar de una moral represiva, la consecuencia que los gnósticos extraen de este dualismo radical es que cuanto más se entregue el cuerpo a imperfecciones como la lujuria más brillará en su toda su pureza el principio divino, el alma. Sus costumbres eran, por tanto, bastante libertinas, tal y como se muestra en el fragmento que puedes ver más arriba. Por desgracia, Prisciliano, el líder de la secta, fue condenado por hereje y decapitado en 385.

    A lo largo de La Voie Lactée, además de justificar el ateísmo en variadas ocasiones, Buñuel deja traslucir cierta ambigüedad respecto al tema religioso. Dice odiar tanto la ciencia y la tecnología que teme terminar por creer en Dios. El positivismo científico, que reduce el mundo a la mera realidad empírica, era algo que a Buñuel le horrorizaba. Entendía que la sensibilidad religiosa o artística eran imprescindibles para completar nuestra experiencia del mundo dando cabida a lo irracional, los sueños, lo espiritual, el caos…

    En definitiva, una lección magistral de teología y filosofía que no debes perderte. Otros temas que Buñuel trata con rigor y claridad son la predestinación, el pecado original, la gracia, la transubstanciación, la naturaleza humana o divina de Cristo y la Inquisición. (auladefilosofia.net)

  • Fox and his Friends (Rainer Werner Fassbinder – 1975)

    Fox and his Friends (Rainer Werner Fassbinder – 1975)

    En Fox and his Friends, Franz Biberkopf es un joven homosexual, vulgar, ingenuo y bonachón que, después de trabajar como Fox, la cabeza parlante en una feria, gana medio millón de marcos en la lotería, lo que le permite frecuentar círculos gays más selectos. En este exquisito ambiente se enamora de Eugen, hijo de un empresario que posee una imprenta al borde de la bancarrota. Eugen, que ha dejado a su amante, inicia con Franz una relación interesada: en varias ocasiones le saca dinero para la empresa paterna, le hace comprar el piso y los muebles que compartirán, e intenta incluso corregirle sus toscos modales tan alejados de la educación burguesa. Además, programa un viaje a Marrakech.

    • IMDb Rating: 7,7
    • RottenTomatoes: 85%

    Película / Subtítulo (Calidad 1080p)

     

    Fox and his Friends es una de las obras más emblemáticas y conocidas de Rainer Werner Fassbinder. En ella revisita el tema de las relaciones entre explotación económico-cultural y explotación de los sentimientos en una pareja: Franz Biberkopf es un joven homosexual vulgar, ingenuo y bonachón que, tras trabajar como Fox, la cabeza parlante en una feria, gana medio millón de marcos en la lotería, lo que le permite introducirse en los más exquisitos círculos del colectivo gay. Es entonces cuando conoce y se enamora de Eugen, hijo de un empresario que posee una imprenta al borde de la bancarrota. Tras dejar a su amante, Eugen inicia una relación con Franz que resulta ante todo interesada: le pide dinero para la empresa paterna en sucesivas ocasiones; le hace comprar el piso y los muebles que compartirán; intenta corregirle sus modales nada finos y poco acordes con la educación burguesa, y programa un viaje a Marrakech que supondrá el comienzo del fin de la relación. Este desequilibrio entre el que da (Franz) y el que manipula (Eugen) conduce a un dramático final: Franz ve cómo ha perdido prácticamente su dinero a causa de las maniobras de su amante. Ni siquiera puede quedarse con el piso que compró porque se lo ha traspasado a Eugen, que aprovecha para volver con su ex-amante. Preso del estrés y la desesperación, se toma un bote de Valium y dos conocidos homosexuales lo encuentran muerto en una desierta estación de metro. Como no quieren complicaciones, lo dejan tal y como se lo habían encontrado, pero Fassbinder riza el rizo haciendo que dos chavales saqueen el cadáver robándole el dinero y las pertenencias que llevaba encima mientras suena una mortificante música de feria.

    Esta dura y bellísima película ha quedado como el ejemplo más contundente y feroz del director sobre su visión de las relaciones de poder existentes en una pareja, aquellas que convierten al que más ama en una víctima. Sorprende la implacable naturalidad con que aparecen expuestos los mecanismos de represión y explotación que se dan entre Franz y Eugen («En nuestra sociedad, la libertad individual no se puede comprar o ganar con un premio de lotería porque esa libertad tiene su propia ley, Faustrecht, la ley de la jungla en la que impera la ley del más fuerte», escribe al respecto C. Braad Thomsen), así como la inquietante e imparable progresión dramática de una historia que comienza como una especie de cuento de hadas -en el que, incluso, no se escatiman leves toques de humor- y concluye como una auténtica pesadilla.

    Como en Effi Briest, Fox and his Friends expone en toda su crudeza cómo la opresora educación burguesa desactiva la identidad del individuo: «Debes aprender, aprender y aprender. Es difícil, pero nos las arreglaremos para hacer de ti una persona totalmente distinta», dice Eugen a Fox. Pero la película de su filmografía con la que guarda un paralelismo casi exacto es Las amargas lágrimas de Petra von Kant: «Como Petra, Eugen es el pedagogo de la relación, aquel que aspira a dominar al proletario, culturizarlo y civilizarlo; al igual que Karin, Franz carece de conciencia proletaria y le domina la imperiosa necesidad de salir de su miserable entorno. Pero el pesimismo en Fox and his Friends es considerablemente superior al de Petra von Kant: mientras Petra aprende algo de su relación con Karin («Yo solo quería poseerla»), la actitud de Eugen no cambia en ningún momento de la película. No muestra piedad alguna, menos aún comprensión por Franz: se aprovecha de él hasta agotar el dinero que ha ganado en la lotería y luego lo abandona. Así, mientras Karin logra sobrevivir sin Petra, Franz sucumbe a una enfermedad psicosomática cuyo origen está socialmente determinado», escribe Braad Thomsen.

    En el plano estilístico, llama la atención el empleo que hace el director de la profundidad de campo, de puesta de escena en abismo, procurando que el encuadre deje ambos márgenes de la imagen en sombra o flou para aprisionar de ese modo a los personajes, algo a lo que también contribuyen los asfixiantes y recargados decorados, que parecen transmitir -en consonancia con la secuencia inicial del parque de atracciones- un efecto de barracón de feria donde se desarrolla esta aterradora parábola acerca de la búsqueda de la propia identidad, la hipocresía y los tics que sustentan la educación y los principios burgueses, las amistades y relaciones interesadas, o la diferencia de clases.

    La película fue presa de las iras de los homosexuales, que aparecen como seres vanidosos, algo necios, narcisistas e incluso exóticos: Fassbinder jamás utilizó la problemática gay como una causa que había que defender o en la que militar. El crítico Andrew Britton sostuvo en la revista inglesa Gay Left que Fox and his Friends «presenta una visión de la homosexualidad que nos denigra a todos. Por eso debemos denunciarla con energía». Sin embargo, durante toda su vida, el director defendió que la temática homosexual directa o indirecta de sus películas era un hecho accesorio («Quienes alardean o hacen bandera de su condición sexual acaban cayendo en la autocompasión y se dejan dominar por sus sentimientos de vergüenza», sostenía), y que solo le interesaban las relaciones humanas porque es precisamente en ellas donde residen los diferentes conflictos y no en la opción sexual que las caracteriza.  (Rafamorata.es)