La Notte es un retrato de la vida cotidiana de un matrimonio burgués que atraviesa una crisis de pareja. En Milán, tras visitar a un amigo enfermo terminal en un hospital, el escritor Giovanni Pontano acude a una fiesta por la publicación de su último libro. Mientras, su mujer Lidia visita el lugar donde vivió muchos años atrás. Luego, durante la noche, ambos acuden a una fiesta en la mansión del Sr. Gherardini, donde ambos comienzan a flirtear; Giovanni con la hija del anfitrión, y Lidia con un playboy.
Oso de Oro en el Festival de Berlín 1961Mejor Director en los Premios David di Donatello 1960
- IMDb Rating: 8,0
- RottenTomatoes: 81%
El vacío… Una mujer deambula sin rumbo fijo por las calles de Milán. El vacío… Un escritor gravemente enfermo se despide de sus dos únicos amigos en la habitación de un hospital. El vacío… Una trastornada con impulsos ninfomaníacos se lanza a los brazos de un desconocido con el que desea copular. El vacío… Un grupo de burgueses se divierte con un estúpido juego que se desarrolla sobre un suelo que emula un tablero de ajedrez. El vacío… Una hermosa y solitaria joven lee un libro durante una fiesta que se celebra en una apartada villa. El vacío… Un matrimonio de clase alta contempla la sensual danza de una bailarina negra en un club nocturno. El vacío…, el vacío…, el vacío… y, de nuevo, el vacío… Si hay un cineasta que ha sabido plasmar el vacío de nuestra existencia en una pantalla de cine, ese no ha sido otro que Michelangelo Antonioni. El problema reside en que ese vacío termina por impregnar buena parte de sus obras, que acaban por convertirse precisamente en aquello de lo que pretenden hablar.
La Notte es la segunda película de la llamada “trilogía de la incomunicación” del director italiano, iniciada un año antes con L’avventura y culminada un año después con L’eclisse. El filme, influido por el simbolismo bergmaniano, se alzó con el Oso de Oro en el Festival de Berlín. Antonioni, por entonces en la cima de su prestigio internacional, reflexionaba acerca de algunos de los temas habituales de su irregular filmografía: la incomunicación en las relaciones de pareja, el hastío vital, la soledad, el desamor o el aburrimiento burgués.
Más que el contenido de sus trabajos, casi siempre plúmbeo y anodino, lo que en verdad me interesa del cine de Antonioni es la sutil maestría de su puesta en escena. En La Notte, ésta vuelve a ser elegante, envolvente y, sobre todo, arquitectónica; al utilizar los espacios como reflejo de los estados de ánimo de unos personajes en constante introspección. La gran fotografía en blanco y negro de Gianni di Venanzo, repleta de claroscuros, ensalza la belleza compositiva de cada uno de los planos que conforman la cinta.
Espléndidas interpretaciones de Marcello Mastroianni y Jeanne Moreau, quienes en la última y mejor secuencia de toda la película, en medio de un paraje campestre y neblinoso, se sincerarán mutuamente tras una larga noche de tentaciones, vacío y frustración. El lento travelling hacia la izquierda con el que se cierra el metraje, nos distancia de un acto de apática pasión redentora.
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