Bone Tomahawk transcurre en la localidad de Bright Hope. Allí llega un forastero que rápidamente despierta las sospechas del sheriff, que termina por arrestarlo tras dispararle en la pierna. Samantha O’Dwyer se encarga de extraerle la bala en el calabozo. Pero esa noche un joven en un establo es asesinado y el ayudante del sheriff, la Sra. O’Dwyer y el detenido han desaparecido. Siguiendo la única pista que tiene, una flecha india, el sheriff buscará a la joven con la ayuda de algunos hombres, entre ellos un vaquero y un anciano.
Mejor Director (Festival de Sitges 2015)
- IMDB Rating: 7,1
- Rottentomatoes: 91%
Película / Subtítulos (Calidad 1080p)
Esta opera prima de Zahler tiene varios puntos de contacto con Los Ocho Más Odiados, de Quentin Tarantino. Ambos son westerns protagonizados por Kurt Russell y gran elenco, ambas combinan elementos clásicos del género con otros más propios de película de terror (con alta cantidad de gore incluido), ninguna es lo que se dice políticamente correcta y las dos beben de los westerns clase B más que de los grandes clásicos del género. En muchos sentidos, especialmente al ser una primera película, la de Zahler es mucho mejor que la de QT: genera mucho más tensión con unos “villanos” temibes, todos los personajes están muy bien desarrollados y en mucho menos tiempo (es un poco larga, igual, pero no tanto como Los Ocho…) y respeta los silencios y el misterio propios de personajes del Oeste que, salvo en las películas de Tarantino, habitualmente no son de hablar todo el tiempo sin parar.
Bone Tomahawk tiene una estructura sencilla, clásica. En un incidente inicial vemos a un hombre ser masacrado por una tribu indigena extraña que se dedica, dicen, al canibalismo y ni siquiera manejan la palabra. Es una tribu casi secreta, sin nombre ni relación con el resto de las tribus. Y muy, muy peligrosa. El otro hombre que estaba con él se escapa, llega al pueblo malherido y miembros de la tribu llegan ahí y se lo llevan, junto al guardia de la cárcel y la doctora que lo estaba atendiendo. En su rescate salen el sheriff (Russell), su asistente (el veterano y siempre excelente Richard Jenkins), el marido de la doctora (Patrick “Fargo” Wilson) y un pistolero cazador de indios (Matthew “Lost” Fox). Buena parte del filme se irá en el complicado recorrido de este cuarteto –con sus peleas, heridas, problemas y ataques– hasta que en la última parte llegarán a esa especie de infierno sobre la tierra en el que vive esta tribu que parece salida de Mad Max. De allí en adelante todo será violencia pura e inteligencia para tratar de cumplir la misión.
Brutal, intensa y extraña, Bone Tomahawk es un combo western-horror de los que se ven poco. Si bien la llegada a destino del grupo de rescate se estira demasiado (Zahler debe admirar a Tarantino, pero tiene menos ego y sabe cuando parar), casi todas las interacciones, avances y retrocesos de los protagonistas están no solo justificados por la lógica de la acción sino que están plagados de tensión, ya que uno nunca sabe cuándo pueden ser atacados. Bone Tomahawk intenta justificar su incorrección política, si se quiere, dejando en claro de entrada que los indios atacan tras haber sido “violado” su cementerio, pero eso en realidad no logra cubrir la brutalidad (hay una escena en especial que es imposible ver sin taparse los ojos) de sus actos. Como los buenos y viejos westerns, es una película que pone en primer plano los acontecimientos y que deja sutiles referencias para que el espectador pueda hacer una lectura más compleja luego. Al diferencia del filme de Tarantino, que hace exactamente lo opuesto. (Diego Lerer – micropsiacine.com)
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